El cálculo del precio del petróleo en el mercado internacional se fijó en 50,47 dólares el barril, pero la semana pasada pasó los 100 dólares, lo que implica mayores recursos, pero también mayor gasto en compra de combustibles, de acuerdo a un análisis del economista de la Fundación Jubileo René Martínez.
En el análisis expuesto por Martínez, titulado “El presupuesto público: una pesada carga después de desperdiciada una gran oportunidad, señala que la renta por hidrocarburos (Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH) y las regalías cayeron desde el 2015, año en que empezó a bajar el precio del petróleo.
Incluso registraría una leve tendencia a la baja para 2022, y la consecuencia afectaría al Nivel Central y los gobiernos subnacionales, también afrontan este problema de ingresos a las universidades.
Pese a la limitación de recursos, Jubileo señala que los gastos corrientes nuevamente aumentarían en la presente gestión, y una muestra de ello es la apertura de sucursales y supermercados de la Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (Emapa), que ya desvirtuó su objetivo.
Inversión pública
Con relación a la inversión pública programada para 2022, el PGE considera un gran incremento de 25 % con relación al presupuesto 2021, bastante cuestionable, considerando la tendencia a disminuir de los últimos años y la caída de recursos. La apuesta desde el Gobierno ahora sería la inversión en el sector de minería, señala el analista de Jubileo.
El expositor señala que, como resultado de la situación con más gastos y limitados ingresos, el presupuesto 2022 prevé nuevamente un profundo déficit fiscal, de 8 %, y un consecuente mayor endeudamiento que incluye la emisión de bonos soberanos.
Como se recordará, los analistas económicos calificaron a la emisión de bonos como un fracaso, mientras que el ministro de Economía y Finanzas Públicas, Marcelo Montenegro, dijo todo lo contrario, que se logró 850 millones de los 2.000 millones de dólares en bonos soberanos en el mercado internacional y a una tasa de interés de 7,5 %.
“Lamentablemente, se ha transitado de un periodo de bonanza –en que se tenía la gran oportunidad de impulsar el desarrollo con los cuantiosos recursos de la renta del gas- hacia una situación en que el presupuesto refleja la pesada carga de un aparato público grande que resulta en un constante endeudamiento, que compromete la sostenibilidad y estabilidad”, sostiene.
Los ingresos por impuestos (recaudados por el Nivel Central) registraron un estancamiento y disminución a partir del año 2016, en el marco del contexto de desaceleración de la economía de los últimos años y la crisis del coronavirus.
Impuestos
El PGE tiene programado que, para 2022, los ingresos tributarios se incrementarían significativamente (en más de 15 %) en comparación con el presupuesto 2021.
De todas maneras, el nivel de recaudaciones programado para 2021, a pesar de ser optimista, aún está notablemente por debajo de estos ingresos anuales alcanzados entre 2015 y 2019, lo que refleja el complicado problema de recaudaciones que tiene el Sector Público.
Por ejemplo, los ingresos por hidrocarburos provenientes del IDH y las regalías cayeron a partir del año 2015 hasta un nivel muy por debajo de lo alcanzado en los últimos años de la bonanza (2013–2014), principalmente por la caída de los precios internacionales de hidrocarburos, aunque también debido a menores niveles de producción y exportación.
Las previsiones para 2022 presentan el monto más bajo de los últimos años de 8.789 millones de bolivianos. Si bien el presupuesto fue elaborado con un precio estimado del barril de petróleo de 50,47 dólares, bastante menor de lo registrado a principio de gestión, de todas maneras, no se espera una mejora notable de los ingresos debido a las limitaciones en los volúmenes de producción.
Presupuesto de
gobiernos
subnacionales
Los recursos de gobernaciones registraron una notable disminución entre 2014 y 2016, principalmente como efecto de la caída de los precios e ingresos por hidrocarburos, ya que una gran parte de los recursos de estas instancias dependen de la renta extractiva. Desde 2020, el presupuesto de gobernaciones registra nuevamente una disminución.
El presupuesto 2022 del conjunto de los gobiernos departamentales (incluyendo el Gobierno Regional de Gran Chaco) es, aunque levemente, menor al presupuesto 2021, lo que advierte la complicada situación por la que aún atraviesan las gobernaciones en términos de recursos.
Con relación a los presupuestos de los gobiernos municipales, estos dependen en mayor grado de las recaudaciones de impuestos y coparticipación, y registrarían un leve incremento para 2022, en comparación con 2021.
El presupuesto de municipios, de igual manera, ha disminuido en años anteriores, pero tendría un incremento de aproximadamente 4 % en esta gestión, de acuerdo con las previsiones del presupuesto, que contempla un incremento en las recaudaciones tributarias.
Altos gastos
corrientes
Los gastos corrientes (sueldos y otros), que crecieron de manera notable casi constantemente durante más de 15 años, nuevamente registrarían un incremento en 2022, en comparación con el presupuesto del año pasado.
La constante expansión y consecuente alto nivel que han alcanzado los gastos corrientes, los cuales tienden a ser inflexibles a la baja (es decir que difícilmente se pueden reducir), son ahora un factor que afecta a la sostenibilidad de las finanzas públicas.
Inversión pública
En el marco de la disminución de ingresos, la inversión pública se redujo notablemente desde el año 2017 y, en 2020, se registró un nivel particularmente bajo, en un escenario de coronavirus y con la paralización de actividades por algunos meses.
El presupuesto 2022 tiene previsto un incremento significativo de la inversión hasta el nivel de 5.015 millones dólares.
Al respecto, el monto planteado podría estar sobrestimado considerando la limitación de recursos por la que atraviesa el sector público en sus diferentes instancias; además que la ejecución de la inversión observada ha estado, generalmente, por debajo del monto programado.