domingo, julio 7, 2024
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El megalómano Putin

En casi todas partes del mundo, se han elevado voces de condena a la “brutal” invasión militar de Rusia a territorio ucraniano, sin que este país hubiese afectado la soberanía o los intereses del territorio ruso, es decir hubiera afectado alguno de los principios del Derecho Internacional en esta materia, y aun cuando así hubiera sucedido — que no lo fue– es la vía diplomática y pacífica la que debe resolver toda controversia entre Estados soberanos.
Ha sido más bien el señor Vladimir Putin, por creerse un nuevo Zar de Rusia, quien ha ordenado a las tropas militares rusas una acción totalmente reñida con todo principio de relaciones entre los pueblos y las naciones.
Nos llama la atención la debilidad de los países que conforman el sistema de la democracia occidental que, en conocimiento de la aventura “putinista”, incluso con fecha prevista, no hubieran tomado las medidas que el buen juicio aconseja, pues si uno se entera que le van a asaltar su vivienda, oportunamente toma las medidas necesarias, para defenderla y expulsar al bravucón.
Lo que hace el autócrata ruso es medir la reacción de los países europeos y de los Estados Unidos, si los ve débiles y timoratos, como lo cree, entonces se lanza a la agresión que ya se había anunciado. No olvidemos que, en los años de la pre Segunda Guerra Mundial, Adolf Hitler hizo exactamente eso, observar la reacción de Francia y Alemania, en sus anexiones territoriales, con el argumento de que eran zonas pobladas por alemanes, como Alsacia, Lorena, los Sudetes, etc. Cuando vio a los líderes de las democracias vacilar, arremetió contra Polonia y desató la horrible guerra que costó 50 millones de vidas y un sufrimiento indecible de millones de individuos.
Hoy el cuadro de la década de los años treinta del pasado siglo se repite, esta vez con otro actor, pero con similitudes de argumentos y con la misma brutalidad, mientras el mundo observa y los dirigentes demócratas hacen declaraciones, firman documentos, echan discursos. ¡Con palabras no son detenidas las bombas!
Tres gobiernos de países latino americanos, para la vergüenza de América, respaldan la aventura del dictador ruso, Cuba, Venezuela y Nicaragua, gobiernos tiránicos que han sometido a sus pueblos a la fuerza y que cuentan con la bendición del autócrata ruso. Es que Putin es el padrino de las dictaduras del mundo, y cuenta con el respaldo agradecido de los dictadores. Otros gobiernos dentro la línea del populismo, como Brasil, México y Bolivia, se abstienen de condenar, como corresponde, la acción bélica desatada por Putin contra un país libre.
Lo llamativo de esta situación es que. en el interior de Rusia, sus habitantes cansados de dos décadas de “putinismo”, han salido a las calles a protestar contra la guerra, pese a las terribles represalias que el régimen impone a sus críticos, como en toda dictadura. La paz del mundo está en peligro, y los hombres de buena fe tenemos la obligación de elevar nuestra voz de condena a la violencia. Putin es un serio candidato a ser procesado en el Tribunal Penal Internacional, por los graves delitos de “lesa humanidad” que está cometiendo.
Las ambiciones imperialistas del megalómano ruso deben ser frenadas hoy, pues mañana puede ser tarde o tener un costo mayor para la paz del mundo. El “ukase” de los zares vuelve a la actualidad con el presidente Putin, pero vivimos tiempos en los que la mayoría de la población de los países del mundo ha tomado el camino de la libertad y la democracia, pero como dijimos en otras notas en estas mismas páginas del Decano de la Prensa Nacional: “la libertad que se ha logrado debe ser defendida en cada momento, en caso contrario se la puede perder”.

El autor es abogado, politólogo, docente universitario y escritor.

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