Importancia de proyectos educativos institucionales

Cada institución educativa es una unidad fundamental de transformación, no obstante, muchas de ellas no cuentan con el Proyecto Educativo Institucional (PEI). Los proyectos no son elementos aislados, organizan las actividades institucionales que están enmarcadas en las políticas educativas. El PEI expresa los procedimientos para alcanzar los fines de la educación definidos por la ley, tomando en cuenta la realidad social, económica y cultural del contexto.
Un Proyecto Educativo Institucional debe tener estrategias que logren cambios en la institución y, en relación con la comunidad, permite asumir un rol protagónico como mediador entre las grandes líneas políticas de la realidad, dando respuestas a problemas específicos, siendo su elaboración colectiva y participativa, para que todos sepan “hacia dónde vamos”, y cada uno vea cuál es su lugar en el proyecto. Debe ser una práctica institucional que permita a cada escuela resignificar los fines educativos, definidos a nivel nacional y jurisdiccional, para realizarlos según sus características.
Es el marco que otorga sentido a los proyectos específicos que son encarados para transformar los procesos institucionales organizativos, de gestión, curriculares, etc., evitando que se conviertan en acciones aisladas.
Para la realización del PEI, debemos conocer los factores favorables (fortalezas) y desfavorables (debilidades) que se dan en el interior del establecimiento, denominados también como factores endógenos, que corresponde al análisis interno de la institución. Asimismo, es pertinente considerar los factores llamados exógenos, que se refieren a las oportunidades y amenazas (conflictos), que operan en el entorno próximo y en el sistema social que los afecta, es decir se realiza el análisis externo.
Ambos análisis deben ser generados por medio de la participación activa de la comunidad educativa. Para facilitar el proceso de identificación de fortalezas y debilidades se sugiere analizarlas, por ejemplo, en torno a los profesores, alumnos, apoderados, la organización, la gestión y los recursos, entre otros.
Luego, se evalúa el entorno o análisis externo, para identificar y analizar las oportunidades y amenazas. El propósito de esta “mirada hacia afuera” es identificar y analizar las tendencias, fuerzas y fenómenos claves que tienen un impacto potencial en la formulación e implementación de objetivos y estrategias. Se identifica las oportunidades para aprovecharlas y las amenazas para evitarlas.
El diagnóstico se debe construir con la participación de todos los actores de la comunidad educativa, que están representados por el Consejo Educativo, profesores, estudiantes, padres y apoderados, directivos, asistentes de la educación y representantes de las organizaciones e instituciones que actúan como redes de apoyo, utilizando variedad de estrategias para ser sistematizadas en un FODA.
Todas las actividades planificadas en el PEI manifiestan las necesidades, dificultades problemáticas, las mismas que deben ser trabajadas de una forma consensuada. De esta manera los miembros de la comunidad educativa realizaran las actividades con el compromiso de resolver las dificultades, para convertirlas en fortalezas de la institución educativa y poder brindar una educación integral para el vivir bien.