lunes, septiembre 2, 2024
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No tuvieron visión política

Los gobiernos que se sucedieron desde la era republicana hasta nuestros días no tuvieron la visión política, con excepción de algunos, para construir un Estado fortalecido económica y socialmente. Hecho que nos hubiera permitido responder a los retos del momento y del futuro. Y no hubiera habido necesidad de contraer la deuda externa, que fluctúa, más o menos, en 12.566.3 millones de dólares. Hubiera inspirado, además, el respeto y la admiración del mundo hacia Bolivia. No lo hicieron pese a que nuestras materias primas alcanzaron, en diversas ocasiones, precios récord en el mercado internacional. El país experimentó una bonanza económica jamás vista en su historia, como resultado del boom gasífero.
Todo fue balandronada, en dictadura y democracia, de gobernantes legítimos o espurios. Actuaron, en muchos casos, sin pensar en el futuro, sino en el momento. Sin apego a los intereses nacionales, sino a sus intereses particulares. Inventaron historias para confundir a la población, para encubrir sus falencias. Tergiversaron la realidad, según sus nefastos propósitos. Crearon campos de concentración, casas de tortura, grupos de choque, centros de espionaje, monitoreo de medios de comunicación y llenaron las cárceles con presos políticos. Tales despropósitos empañaron nuestra historia.
Los cobardes, en este marco, se dieron ínfulas de valientes. Los torpes, de avispados. Los mediocres, de estadistas. Ello ha ocurrido en momentos cruciales de confrontación interna, de guerra y paz social.
Se preocuparon muy poco por promover proyectos tendentes a solucionar los problemas de la realidad nacional. De resguardar las fronteras con nuevos asentamientos humanos. De llevar asistencia médica, educativa y servicios básicos a las poblaciones alejadas de los centros urbanos. De posibilitar la comunicación, acorde con los avances tecnológicos. En fronteras desguarnecidas el contrabando hizo su agosto. Fuerzas militares extranjeras incluso sobrepasaron nuestros hitos fronterizos.
Bolivia, como consecuencia de todo ello, fue despojada de su Departamento Litoral, riquísimo en recursos naturales, como el cobre y la plata. Al margen del guano y salitre, de aquellos tiempos. Perdió, asimismo, más de la mitad de su territorio, por guerras de conquista o por transferencias territoriales pactadas. Chile le usurpó 180.000 kilómetros cuadrados, la Argentina 170, el Brasil 450, el Perú 250 y el Paraguay 240.
La conjunción de esfuerzos, de ricos y pobres, contribuirá a la construcción de una Bolivia fuerte y respetada, en el contexto mundial. Para ello se requiere, de manera urgente e imperiosa, deponer actitudes hostiles, dar prioridad a la reconciliación nacional, sobre todas las cosas. Pensando en la unidad, bajo los pendones del rojo, amarillo y verde. Bolivia es única como nación. Si no se actúa de esta manera, estaremos en la situación de siempre, cualquiera sea el gobierno de turno. Acá no se requiere “salvadores”, sino extremar voluntades.
En suma: ahora es el momento para la autocrítica, a fin de asumir actitudes coherentes con la historia. Mañana será muy tarde.

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