miércoles, septiembre 4, 2024
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La comidilla de cada día

La vida de nuestra gente, como en cualquier otro lado, pasa de una u otra manera en medio de comentarios o habladurías sobre lo que observa a diario. Así, nada escapa al “control” de la sociedad, que toca temas políticos, laborales, sindicales, seguridad, especulación, etc., en los mercados, corrillos populosos, plazas, oficinas, centros de trabajo, familiares, y el hogar.
El tema recurrente es el de la justicia, pues al escuchar declaraciones de alguna autoridad respecto a “cambiarla para bien del pueblo” no le queda otra que esbozar una sonrisa, preguntándose “qué harán con los falso juramenteros, los tinterillos, muchísimos malos fiscales y abogados que hacen de las suyas”. Y por supuesto que ese escepticismo tiene bases fundadas, porque desde hace bastante tiempo hay anuncios sobre tales propósitos que, de un modo u otro, casi siempre han quedado en medio camino o en el canasto de las buenas intenciones. A esto se suma el tema de la inseguridad, la misma que ya se hizo habitual, pues el ente encargado de ofrecer seguridad no se da abasto ante la proliferación de la delincuencia.
Las amas de casa hablan en los centros de abasto del aumento de los precios de determinados productos en uno, dos o tres bolivianos, algo que ya no es objeto de control por parte de quienes están llamados a ello y que solo, dicen, aparecen en las pantallas televisivas por figuración de tinte político. Y la comuna local al respecto “bien gracias” y “esta boca no es mía”, añaden.
Entre otros “comadreos” está lo relativo al aumento de la tasa por el recojo de la basura y apuntan que quienes más ensucian las calles con bolsas de plástico, cartones y otros, son los vendedores asentados en vías públicas, mismos que no tienen el cuidado de recoger sus desperdicios y depositarlos en los contenedores. “Debieran multarlos y cobrarles esa tasa de aseo”, apuntan.
Asimismo, comentan que cada vez se anuncia planes de dotación de empleos y nada pasa, porque entre esos ofrecimientos engañosos solo figuran las ocupaciones para empedrado de calles y cavar zanjas; otros están reservados para los conmilitones de turno y, en consecuencia, “no hay trabajo”. Otras comidillas son sobre las eternas “colas” para lograr fichas de atención médica, algo que, dijeron autoridades anteriores, “ya nunca más se daría”.
Por otro lado, el “acercamiento” con Chile también es motivo de chimentos, habiendo quienes recuerdan que un mandatario socialista, Allende, no hizo gran cosa al respecto. Al contrario, cuando periodistas de su país le pidieron su opinión en torno a ejercicios y maniobras militares bolivianas en la frontera con el vecino trasandino, palabras más o palabras menos, respondió: “¿ah, sí?, entonces vamos a mandar a los bomberos de Santiago a sofocar ese incendio”, motivando las risas de su entorno por esa respuesta hábil e irónica.
En fin, aún hay numerosos “chimentos” diarios de nuestra gente, de los cuales me ocuparé en otro momento.

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