lunes, julio 8, 2024
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Persistir en la guerra es insensato y cobarde

A más de diez días de haberse iniciado la guerra rusa contra Ucrania, parece que toda esperanza de solución es muy difícil, puesto que Vladimir Putin persiste en su idea de llevar su plan hasta el final, un fin que nadie puede suponer y que, según parece, podría ultimarse con una tercera guerra mundial.
Es muy extraña la persistencia rusa de continuar con una guerra totalmente injusta y absolutamente cobarde y, además, muestra que el líder ruso, no contento con las muchas muertes y heridos causados en territorio ucraniano, busca que otros poblados caigan en su poder y, seguramente, él y sus huestes puedan invadir antiguos territorios que integraban la Unión Soviética.
Es una insensatez que Putin, apoyado por pocos países, pretenda seguir acciones que seguramente van a cobrar más víctimas que las causadas en Chernóbil, donde hubo un accidente nuclear. Seguramente Putin es consciente de lo ocurrido y buscará repetir hazañas porque ya directamente insinuó, hace días, la posibilidad de un enfrentamiento nuclear, posiblemente atenido al poderío en ojivas y bombas que durante años han acumulado en lo que fue la URSS. ¿Qué espera al planeta si se concretara un ataque nuclear?, ¿no habría una respuesta de la parte opuesta, que signifique sacrificar a una parte del planeta hasta derivarlo “hasta las últimas consecuencias”, como amenazan los cuadros extremos de los izquierdistas que basan su poderío en la matanza y la guerra?
Lo extraño de esta situación es que de nada valen las prevenciones y las sanciones impuestas por quienes no querían la guerra. La Organización de Naciones Unidas y otras entidades mundiales han demostrado en estos días y con sus fracasos, cuán poco poder tienen para convencer a Rusia para suspender la guerra. ¿Cuáles serán los resultados finales, luego de un cuadro de caprichos y estupideces por los que a toda costa buscan la continuación de la guerra? Y, por otra parte, ¿qué harán quienes no tienen ni la capacidad ni las posibilidades para convencer a las organizaciones mundiales a fin de evitar la matanza y la destrucción, que hasta ahora son imposibles de contener?
El planeta no debe seguir dependiente de quienes parecen demostrar vocación para matar y destruir y no pueden –o no quieren– obstruir ningún plan para evitar la guerra.
Resulta extraño que, al margen de lo ocurrido, haya países (pocos, felizmente) que apoyan a Vladimir Putin y se oponen a aceptar sanciones por la invasión contra Ucrania. Esa oposición solo significa maldad, nacida de quienes nada o poco saben de considerar que todos los hombres son seres humanos creados por Dios y que tienen derecho a la vida, sin menoscabo de cualquier esfuerzo para mantener la paz y la concordia entre todos, y evitar, por los medios que fuere, que los virus de las guerras y las enfermedades destruyan a la humanidad.

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