Ante el posible desabastecimiento de alimentos en el país, debido al incremento de los precios internacionales de los granos, principalmente del trigo y el maíz, la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo) plantea al Gobierno la necesidad “urgente” de un pacto productivo, la aprobación del uso de la biotecnología y la lucha frontal contra el contrabando.
“Proponemos con urgencia al Gobierno trabajar en la construcción de un pacto productivo por la soberanía alimentaria y la reactivación económica del país, con la finalidad de generar condiciones adecuadas para aumentar la producción de alimentos que garanticen el abastecimiento del mercado interno y generen excedentes destinados a las exportaciones”, indica el comunicado.
Ayer, el presidente de Anapo, Fidel Flores, acudió a la Cumbre de Reactivación Económica y Productiva, iniciativa conjunta del sector productivo nacional y liderada por la Cámara Nacional de Industrias (CNI) y la Cámara Nacional de Comercio (CNC), que trabajan en coordinación con 27 gremios empresariales y 400 representantes de asociaciones productivas, federaciones de micro y pequeños empresarios, gobiernos central y subnacionales, academia, embajadas y cooperación internacional.
Allí, en representación de los cerca de 14.000 productores grandes, medianos y pequeño, Flores enfatizó el compromiso de su organización con los esfuerzos necesarios “para aumentar la producción de importantes granos que son esenciales para garantizar la provisión de alimentos de la canasta básica alimentaria y que están articulados a otras cadenas productivas, como la del pan, la carne de pollo, la leche, los huevos, la carne de res y porcina”.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), entre 2006 y 2020 Bolivia pasó de producir 120.000 a 311.000 toneladas de trigo (Santa Cruz subió de 82.000 a 229.000 toneladas). En este periodo, el área de siembra ascendió de 101.000 a 205.000 hectáreas (Santa Cruz, de 48.000 a 135.000 hectáreas); la importación de trigo en grano sumó 418 millones de dólares por 1,6 millones de toneladas; y la harina importada demandó casi 1.400 millones por 3,8 millones de toneladas.
Por ello, una de las acciones prioritarias que avizora Anapo es la aprobación del uso de biotecnología para ciertos cultivos, para incrementar la productividad sin necesidad de una ampliación de la frontera agrícola. Si la situación actual permanece, los productores prevén que el país puede verse afectado en la provisión de alimentos, por el incremento de los precios internacionales de granos en una coyuntura de dependencia de la producción externa para cubrir la demanda interna.
Según datos de Anapo, la demanda interna de trigo ronda las 700.000 toneladas por año, que son cubiertas por unas 300.000 toneladas producidas dentro del país nacional (73 %, en Santa Cruz), mientras que las restantes 400.000 llegan por la vía de la importación legal y por contrabando (principalmente harina de trigo).
En ese sentido, “la agenda productiva debe contemplar medidas como la lucha frontal contra el contrabando de productos agropecuarios; garantizar la compra de la producción de grano de trigo con precios de incentivo a través de la Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (EMAPA); concretar la construcción de Puerto Busch; y brindar seguridad jurídica para las tierras productivas, entre otras”, establece el comunicado.
Anapo demanda pacto productivo para garantizar abastecimiento de alimentos
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