jueves, septiembre 5, 2024
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La idea de la vida humana

Parte II

Esa cultura y esa lengua con la que nos encontramos al nacer, son algunos de los factores determinantes de nuestra vida. Una cosa será si hemos nacido en una de las aldeas de la China; otra muy diferente si lo hemos hecho en Nueva York, lo que determinará nuestra creencia de lo que es el mundo, la vida, la muerte, o el más allá.
Asimismo, tenemos que saber que las cosas, el mundo físico material, están en el tiempo, en tanto que el tiempo está en nosotros y en consecuencia en lo social. Nos encontramos siempre sumergidos en un sistema de facilidades y dificultades, con el que, queramos o no, tenemos que contar. Ahora bien, en sus lecciones sobre “Galileismo de la Historia” dice José Ortega y Gasset: “A primera vista nuestros intereses, nuestras admiraciones, nuestras curiosidades, ofrecen el aspecto de un fortuito enjambre. Pero no hay tal. Nuestra existencia es un organismo y todo en ella tiene un determinado puesto, su misión, su papel”. He ahí, señores profesionales de la sociología, la economía, la historia o la lingüística –para referirnos a algunas de las ciencias sociales–, la base de los estudios sociales.
Ortega dice, asimismo, que los historiadores para librarse de discutir con los filósofos, acuden a la célebre frase de su capitán Leopoldo de Ranke “La historia se propone averiguar” (wie es eigentlich gewesen ist) “Cómo efectivamente han pasado las cosas”. La frase, dice nuestro filósofo, es elíptica, porque no nos dice si lo que les ha pasado, les ha pasado a los astros o las tormentas, porque, en efecto, el hecho humano nunca es un puro pasarle cosas a alguien, sino que siempre es función de una vida individual o colectiva, pertenece en consecuencia a un organismo, donde cada cual tiene su papel. Lo que quiere decir que el hecho bruto solamente adquiere su sentido plenario en el organismo unitario de la vida de alguien, sin el cual nos es completamente ininteligible. Obviamente, si nuestra vida es un sistema, su conocimiento requiere de un método, que será el mismo para todas las ciencias sociales, que no es otro que el de razón histórica y la razón vital.
La historia es, en consecuencia, la más importante de las ciencias sociales y, tal vez, de todas las ciencias, que es lo que llevó a Vico en el Siglo XVII a proponerla como la melodía de fondo de todas las ciencias sociales. Y es que, en efecto, la historia le pasa al humano, y es única y exclusivamente allí donde deben referirse todas las otras cosas de la creación. Por lo tanto, lo que le pase a la ciencia histórica, es lo que le pasará a la economía, la sociología, la lingüística comparada; a las ciencias naturales y a las ciencias físico matemáticas, pues, en efecto, sin un conocimiento de la historia, nada podremos conocer de lo social, ni podremos desarrollar una sociología, de la que la política sea solo uno de sus capítulos.

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