La creciente importación estatal de gasolina, diésel y lubricantes para consumo en el país, no deja de ser motivo de preocupación de la opinión pública. Pero mayor efecto causó el hecho de que en los últimos cinco años la cantidad y el costo de esas importaciones subieron paulatinamente y alcanzaron años a cerca de $US 6.448 millones, según información del presidente ejecutivo de YPFB, Armin Dorgathen, publicada en un matutino local.
Esa noticia se hace casi angustiosa a partir del momento en que esos gastos serán aún mayores, debido al alza a cerca del doble de los precios del petróleo y derivados y, además, a la circunstancia agravante de que las reservas de petróleo y gas en el país se encuentran en descenso y no existen nuevos yacimientos a los que se puede acudir en caso de agotamiento final de los pozos en explotación.
En últimas semanas, esa grave noticia tendió a atenuarse por la perspectiva del mayor precio de petróleo en el mercado internacional, pero esa satisfacción se esfumó en pocas horas, ante la versión de que el precio del petróleo sufrirá caídas por las previsiones de que no existe posibilidad de una tercera guerra mundial. Sin embargo, se anotó que el precio de los hidrocarburos no decrecerá o será poco significativo y, por ende, los ingresos de YPFB no serán tan optimistas como muestran las apariencias y las necesidades del reciente consumo interno, entre otros.
Según el INE, el valor de la importación de gasolina y diésel de Chile fue en ascenso desde el año 2015 y giró en $us 856 millones en 2017, para llegar en 2021 al récord de $us 2.1.23 millones. Por ello, según el director de YPFB, en el último quinquenio, las importaciones de esos energéticos llegaron a la impresionante suma de 6.448 millones de dólares.
De otro lado, el problema también se proyecta en otros aspectos, como ser que la producción de gas cerró en 2021 en 45 millones de metros cúbicos, mientras las reservas de gas en 2008 se hallaban en TCF (trillones de pies cúbicos) y llegaban a nueve trillones de pies cúbicos, lo que permitiría pensar que si esto sigue así ¡YPFB tendrá que importar gas más a corto que mediano plazo!
No obstante, ese panorama ofrece una remota perspectiva favorable. Pese al tiempo perdido durante los quince años anteriores, se destaca que la “única solución”, para esa situación de decrecimiento de la producción y crecimiento de las importaciones de gasolina, diésel y lubricantes, consiste en producir etanol de origen agrícola, para mezclarlo con gasolina, cuyos volúmenes deben alcanzar a 160 millones de litros en la presente gestión y siempre que las áreas cultivables de soya y otros se expandan en alrededor de dos millones de hectáreas en el oriente, objetivo que está aún en posible realización. Como diría un paceño: “Achachicala con montera”.
Frente a panorama tan lamentable, personalidades cívicas deberían interrogarse y buscar las causas de esta crisis y someter a juicio a los culpables por daños y perjuicios a la Nación, el pueblo y el Estado.