lunes, septiembre 2, 2024
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Hecatombe nacional

Uno de los temas más debatidos en la actualidad en nuestro país es el de la designación del Defensor del Pueblo. Por primera vez en mucho tiempo, este tema ha llamado mucho la atención de la población nacional. Esto sin dudas es debido a los “nombres” de los postulantes y por la delicada situación jurídica de nuestro país. Entre los posibles postulantes me parece oportuno destacar a Lidia Patty y a la “señorita” María Galindo. Respecto a la primera, en caso de haber sido aceptada su postulación, ésta hubiera sido una “desgracia” para Bolivia y la política nacional. Esto porque se probaría cómo el MAS controla los órganos estatales a su libre voluntad. En lo que concierne a Galindo, parece que su candidatura se ha reforzado de forma notable. Desde mi parecer esto es preocupante y en caso de ser nombrada como “Defensora del Pueblo” estaríamos ante el declive total de la nación y de sus organizaciones.
Pero vamos paso a paso para entender este planteamiento. Debo comenzar diciendo que el puesto del Defensor del Pueblo es “inútil” hoy y solo representa gastos para el Estado y por ende a la población. Cuando se creó este cargo, nació con unos preceptos muy interesantes. El puesto buscaba ser una clase de “contrapoder” al del Estado Boliviano y proteger a la población de posibles abusos (que siempre han sido comunes). Con el paso de los años, sin embargo, el cargo de Defensor del Pueblo ha sido ocupado por personajes que han mostrado un mísero desempeño. Hemos pasado de tener a funcionarios “decentes” a tener funcionarios que son una vergüenza para el país. Hoy todo aquel que ocupa este puesto tiene un desempeño “mísero” y actuaciones más que olvidables.
En este contexto me parece que la Defensoría del Pueblo merece una reforma total, hoy no está cumpliendo su propósito e incluso perjudica con sus diversas acciones al pueblo. Otra solución para la Defensoría del Pueblo (y creo que la mejor) es su desaparición. Ha sido tan mala la gestión de esta organización en los últimos años, que lo mejor es “hacer borrón y cuenta nueva, “es decir, empezar de cero y empezar con una institución que realmente defienda los intereses populares y que sobre todo no tenga intromisión política”. Para crear un organismo de esta índole, bastaría un cierto tiempo; sin embargo, es mejor hacer las cosas lenta y organizadamente que a la “rápida”. Si se crea un órgano de forma dedicada, organizada y sobre todo “despolitizada” y que venga de la misma iniciativa ciudadana, creo que tendríamos una institución digna para defender a la población de los “abusos” del Estado.
Ahora hablemos de María Galindo, este “curioso personaje” es la peor opción para ocupar el pueblo. Estoy tan seguro con esto, que hasta preferiría que Lidia Patty ocupe este puesto. La señora Patty tendrá un claro color político, pero no acumula la cantidad de comportamientos negativos que tiene la “notable” Galindo. Ésta en primer lugar es una odiadora, de su nación, de su gente y de su cultura. Lo único que le importa es su movimiento “Mujeres Creando” y vandalizar las calles de nuestro país. En diversas ocasiones, Galindo ha atacado monumentos nacionales y no ha recibido ni un mínimo castigo por esto, siendo el peor de los casos en 2019, cuando ultrajó el monumento a los soldados caídos del Chaco. Insultar a los caídos de la Guerra del Chaco es una ofensa mayor e imperdonable. No olvidemos que fue la primera guerra en la que participaron todos los grupos de la nación (criollos, mestizos e indígenas). Por ende, el insulto es aún mayor.
En un segundo punto, Galindo no lucha por la igualdad, sino que solo busca generar un enfrentamiento ridículo entre géneros. La igualdad no se logra con vandalismo y odio, sino con ideas innovadoras y reconciliadoras. Una persona que odia a su Nación es “antisistema” (y busca estar en éste), detesta a todo un género, y que usa el vandalismo como medio de difusión, no puede ocupar un puesto así.

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