viernes, septiembre 27, 2024
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La agropecuaria en emergencia

El abastecimiento para alimentos a la población se está convirtiendo en un asunto de gravedad debido a la tardía y deficiente intención del Gobierno y del Ministerio de Tierras. Hay escasez en los mercados, los precios de los productos suben, el abastecimiento de artículos criollos y nativos es cada vez menor, inclusive los productos que llegan por vía del contrabando registran alza de precios y escasez, solo por hacer referencia a los aspectos que afectan a los consumidores.
Dos síntomas notables confirman dicha apreciación general. En efecto, el sector agropecuario se ha declarado en emergencia por la falta de maíz para alimentar la industria de carne y huevos de aves y, en segundo lugar, la caída de la producción y los precios de la quinua, sin contar los efectos que determinarán esas deficiencias.
La escasez de maíz origina escasez de carne de pollo y huevos, elevación de precios y una amplia reacción en cadena de parte de los consumidores que, en últimos años, han sustituido en su dieta diaria la carne de res por la de pollo. Por otra parte, la crisis en el sector de la quinua está determinando menor producción hasta el 20 por ciento y reducción considerable del ingreso de divisas para el Estado, debido a que el volumen de exportación del “grano de oro” también está en descenso en el mercado internacional, debido a que numerosos países están produciendo quinua en grandes cantidades y con costos de producción muy inferiores a los que se registra en Bolivia.
Esos son solo signos superficiales de problemas de mayor magnitud que se originan desde principios de siglo y que ni aun así merecen la debida atención de las autoridades responsables de la seguridad alimentaria de la población.
Se señala que el Estado Plurinacional ha descuidado en años recientes la cuestión agraria y ha agravado los problemas de la tierra y del “hermano indio”. Por ejemplo, entre otros, el cultivo de varios alimentos en grandes áreas en los yungas ha sido cambiado por el cultivo de la hoja de coca, en los valles y el altiplano han sido abandonadas unas 500 mil hectáreas por campesinos que han migrado a las ciudades y al exterior.
A eso se suma la sequía casi permanente en los valles de Cochabamba, Chuquisaca y Tarija, donde se pierde cientos de hectáreas de producción de maíz, trigo, papa, etcétera, a vista y paciencia de las autoridades que, sin embargo, alguna vez anuncian que paliarán el problema con algunos ofrecimientos de dinero y anuncios de creación de instituciones destinadas a “arreglar” el problema.
El Estado Plurinacional carece de política agraria y agropecuaria y desconoce la cuestión capital que existe en el país, que es la agraria, crisis que es confirmada porque el contrabando de alimentos de países ha sustituido el consumo de productos nacionales. Y se ha puesto en práctica, a partir de la Constitución y varias leyes, una política agraria destinada a dar muerte a la agricultura indígena, mientras, en cambio, se favorece la gran agricultura para exportación, producir etanol, ampliar la frontera agrícola para engordar a la oligarquía vacuna y soyera, mientras los indígenas del país están en la senda de la pobreza.

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