martes, noviembre 5, 2024
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La libertad exige responsabilidad

Parte II

Ante la realidad universal sobre la barbarie y la violencia, solo le resta al hombre asumir con el peso de la responsabilidad plena su gestión humanista. Los hombres responsables son aquellos que hablan y actúan con la voz del pueblo, voz que aleja el olvido para dar paso a la solidaridad y la justicia y al saber gobernar con espíritu democrático, que es saber escuchar al otro, no dividirlo.
El ser humano encuentra su carácter y su imagen en el sentir responsable que se pierde con el desorden y el caos de su comportar irracional que manipula el devenir de su vida vacía. La irresponsabilidad es generadora de violencia, de corrupción y deterioro del ambiente. La responsabilidad como principio y valor es signo de transformación, es dejar que la naturaleza humana actúe hacia el bien común, la naturaleza es nuestro mayor ejemplo de vida.
Se debe eliminar la caridad, la limosna, la filantropía, la dadiva que conllevan a empobrecer y convertir la vida del hombre de acuerdo con la filosofía de la compasión y la miseria, haciendo de su vida una mediocridad. Todos estos elementos son irresponsables, que se los combate con el ejercicio de la rebeldía y la revolución social para cambiar lo que está mal, empezando por nosotros mismos. Un humanista predica que… la sociedad falsa a cambio de la grandeza terrenal enrarece los vientos celestiales…
Cuando el pueblo no cree en sus instituciones, ni en las ideologías partidistas, se abre con rebeldía hacia acciones radicales haciendo uso de mecanismos legales como los paros, las protestas y las manifestaciones. Estas acciones son la respuesta del pueblo al estado y a su desidia sobre cuando se le interroga acerca de sus desenfrenos respondiendo… De qué me hablas, viejo…
Esta respuesta como todas las expresiones continuas de mentiras de un estado, es el reflejo de cómo se esconden las realidades, de cómo se construye país, bajo premisas entrópicas con fondos de cinismo clásico, de discursos retóricos, de diálogos temerosos y sin sentido, de contradicciones, de oídos sordos, de lentitud en el obrar decisorio, de acuerdos que no se cumplen, de leyes impopulares que logran generar efectos nefastos algunas, pero la mayoría se oculta a la comunidad, socializadas después en el vacío del tiempo olvidado con el toque anaranjado del espíritu mágico.
Hoy la responsabilidad generalizada está en el olvido. La historia así lo viene predicando hasta dejarla en un estado pírrico. Pero una sociedad abierta y rebelde la está haciendo revivir, iniciando su proceso de descubrimiento, hacia una nueva historia por venir. El mayor goce de una sociedad es su libertad, pero es lo más volátil cuando no nos responsabilizamos de nuestros deberes. Eduardo Galeano con claridad señala que otro mundo, otra sociedad es posible en la lucha por la dignidad humana…
Sigamos recogiendo la antología social y política, para sembrar en los caminos de nuestra historia por los que forjaron su responsabilidad en el pasado. Para asumir con ese mismo riesgo el increpar el poder y la incapacidad de gobernar que tiene al país boca bajo, que no les duele la conciencia, que condenan en el olvido la realidad, que la niegan con descaro. Y buscan dividir para reinar.
Aun así, la responsabilidad del pueblo sigue luchando por nuevas conquistas con voz de paro que proclama para recuperarla con el desafío, y la rebeldía de la fe, por encima de sus muertos.

marsblawyer@gmail.com

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