viernes, septiembre 27, 2024
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Incremento salarial y el sector informal

Nuestro país encabeza el ranking de empleos en el sector informal de su economía. Según un reporte de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y con datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE), existe casi un 82 % de informalidad laboral en Bolivia.
Es cierto que todos los países tienen actividades económicas informales, pero en el nuestro, como en pocos, esa actividad está en constante incremento, ya que, según informes de la OIT: “con la excepción de las actividades financieras, la informalidad sigue siendo generalizada en los diversos segmentos de servicios del mercado”.
Para reducir la informalidad se debe promover la creación de fuentes de empleo, otorgando incentivos tributarios, reduciendo la carga laboral y facilitando financiamiento a los nuevos emprendimientos innovadores, porque las generadoras de empleo formal son las empresas privadas.
Debemos remarcar que este incremento salarial, por el que tanto se esforzó la COB, ni siquiera llegará a todos los trabajadores que están en el sector formal de la economía, que representan al 18 % de todos los trabajadores del país.
Algunos sectores de la economía no tendrán problema en dar el aumento salarial, como el minero. Pero otros, como el turismo y la hotelería, que forman parte de la Economía Naranja no podrán hacerlo.
El empleo por cuenta propia –que para las estadísticas es una persona que tiene trabajo– se hace más visible en nuestras calles ante la ausencia de políticas que incentiven la creación de empleo por la empresa privada, y lleva a la economía hacia la informalidad.
El contrabando está relacionado e incrementa la economía informal. Muchas grandes fortunas se esconden detrás de esta actividad.
Georg Dufner e Iván Velásquez-Castellanos, coordinadores del libro “Economía informal e informalidad en una sociedad multiétnica”, señalan que la cotidianidad lo está demostrando: los trabajadores de la economía informal se enfrentan habitualmente a riesgos más elevados de pobreza que los trabajadores de la economía formal. Como resultado de estos y otros factores, hay una coincidencia significativa, aunque no llega a ser total, entre el trabajo en la economía informal y el hecho de ser pobre y vulnerable.
Antes de la pandemia, ocho de cada 10 personas ocupadas tenían empleos inestables, sin seguridad social, con bajos ingresos, este hecho se ha profundizado con la pandemia, haciendo que la informalidad esté en casi todas las actividades, lo que hace más difícil formalizarlos.
Como lo dije en un anterior comentario, los emprendedores bolivianos que desean constituir una empresa legalmente establecida tienen que vencer 14 pasos burocráticos en varias instituciones para tener todos los “papeles en orden”. Esta realidad solo es superada por Venezuela, y contrasta con Perú y Colombia, donde solo se necesita seis pasos, en Chile siete, en Uruguay cinco y en Paraguay siete.
La falta de una política salarial coherente castiga a las empresas legales con incrementos poco realistas, que a la larga se traducen en el cierre de empresas legales y el consecuente incremento de la informalidad.
La economía ilegal: que abarca la producción y distribución de bienes y servicios prohibidos por la ley, especialmente contrabando, comprende las actividades como el narcotráfico, la prostitución y los juegos de azar ilegales.
Solo el equilibrio entre Estado y empresa permitirá aplicar las economías 4.0, Circular, Naranja, y en ese marco encontrar nuevas salidas al desarrollo nacional.

El autor es Economista, licenciado en la UMSA, doctorado Ph.D. en Relaciones Internacionales de la Universidad del Salvador de Argentina y Académico de Número de la ABCE.

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