viernes, septiembre 27, 2024
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La lucha ideológica en el MAS y “El infame modelo económico…”

Parte I

Que se recuerde, Evo Morales apareció en el ambiente político como caudillo autoritario, carismático, y dirigente de los productores de coca y derivados del Chapare. Visiblemente carecía de ideología, pero para orientarlo se le arrimaron dos dirigentes que lo inclinaron al trotskismo y al populismo. Esas influencias lo catapultaron al escenario político y lo colocaron en el estrellato nacional.
Su éxito fue notable. Pudo crear el “instrumento político”, Movimiento al Socialismo (MAS), adquiriendo el nombre de un sector de FSB (Añez), que lo llevaron a intervenir en las elecciones de 2006. Hasta entonces, no tenía ideología política expresa o la ocultaba. Entonces, se le acoplaron “ideólogos” del momento, Filemón Escobar, trotskista, y Fausto Reinaga, populista confeso, que le dieron lustre y brillo, pero a quienes desplazó a segundo plano, para cooptar otros más potables, como los intelectuales Luis Arce Catacora, Jaime Villegas, por un lado, y Álvaro García Linera, populista manifiesto, por otro. Se sumó al equipo Carlos Romero, “zavaletiano” (de René Zavaleta) y populista, sin hacer referencia al amplio apoyo internacional.
Con ese respaldo Evo llegó al poder, pero solo quedó con los tres últimos, acomodados en las altas esferas de la jerarquía burocrática, actuando de forma independiente y cada uno por su lado. Los otros fueron erradicados, por angas o por mangas. Entonces, recién en el gobierno, Evo Morales adquirió tinte político definible. Es más, pasó a gobernar, ideología populista en ristre, con los nombrados, que eran el poder tras el trono.
Ahora bien, en relación con un artículo aparecido en el diario Página 7 del 28 de abril, bajo el título “El infame modelo Económico, Social, Comunitario, Productivo”, firmado por el economista Antonio Saravia, es necesario recordar el siguiente aspecto político: la palabra populismo. Este concepto era (y es aún) utilizado en dos sentidos. Primero, en forma habitual, como adjetivo para el insulto y la denigración personal y, segundo, no como término económico sino en sentido que significa construir el socialismo sobre el primitivísimo, sistema de las comunidades indígenas (que existió en época anterior al Reino Aymara, cinco mil años atrás), sin pasar, previamente, por la etapa capitalista.
El concepto populismo reapareció en Bolivia con varios gobiernos en el último tercio del Siglo XX, pero floreció con intensidad a principios del presente siglo, con dos ramas: la primera de algunos alumnos de la Universidad Mayor de San Andrés, dirigidos por Luis Arce Catacora, que criticaban al neoliberalismo de entonces, y la otra, auspiciada por la prédica de Álvaro García Linera y Fausto Reinaga en algunas publicaciones.
Ese grupo de Luis Arce (denominado Duende) elaboró el texto teórico titulado “Nuevo Modelo Económico, Social, Comunitario y Productivo”, que fue archivado hasta mejor suerte. Su fin era aplicar el socialismo por la vía populista. Luis Arce fue su principal redactor y afirma que ese texto fue resultado de “un periplo de reflexión y diseño de una teoría económica para la sustitución del neoliberalismo, conocida en la actualidad bajo el nombre “Nuevo modelo económico, social, cumunitario y productivo”, que, desenterrado de las catacumbas, fue “puesto en práctica desde 2006 con la administración del presidente Evo Morales”. (sic). (Revista oficial Economía Plural del Ministerio de Economía. Año 1. No, 1.).
El aspecto central de esa tesis populista sostiene: “Este es un modelo de transición hacia el socialismo, en el cual gradualmente se irán resolviendo muchos problemas sociales y se consolidará la base económica para una adecuada distribución económica”.

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