sábado, septiembre 28, 2024
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La promoción de la lectura, una tarea pendiente

La lectura es un tema que preocupa cada día más. Los resultados de comprensión lectora de los alumnos y el reto que supone el nuevo contexto digital han provocado un debate en torno a la lectura y su promoción.
Aunque tengamos capacidad natural para el lenguaje, la construcción del hábito lector requiere un largo aprendizaje y, sobre todo, exige esfuerzo continuado. Saber leer implica la decodificación correcta de los símbolos escritos, pero ser lector demanda, además, reflexión y análisis crítico, personalización del texto y regocijo en la lectura, cualidades que entrañan un grado de dificultad importante
Para conseguir lectores comprometidos, es necesario trabajar la lectura en diferentes contextos y con múltiples estrategias. En este sentido, el objetivo de la promoción lectora es la adquisición y mejora de los hábitos lectores, intentando que lleguen a ser estables y que los individuos integren la lectura en su estilo de vida. Por ello, las acciones que la promocionan deben ser consideradas como parte del proceso educativo y ciudadano y llevarse a cabo dentro y fuera del contexto escolar.
Las denominadas prácticas de fomento lector o de animación a la lectura que habitualmente eran llevadas a cabo por una persona relacionada con el mundo de la educación, con diseños que nacieron en la década de los 60 han evolucionado con el tiempo. En la actualidad, aunque muy lentamente, la promoción de la lectura se ha ido transformando en una práctica caracterizada por un diseño previo, un protocolo y una evaluación tanto de los resultados obtenidos como del proceso de acompañamiento.
Como consecuencia, los resultados son valorados en la mayoría de los casos de forma subjetiva. Prescinden de un estado de la cuestión, por lo que se ignora o desconoce las actuaciones previas. En definitiva, tradicionalmente, una parte importante de los estudios sobre promoción de la lectura es un relato de las acciones que el autor ha llevado a cabo. Carecen de una metodología compartida, contrastada y replicada y están realizados desde la apreciación personal, la paráfrasis o el comentario subjetivo. En este contexto, es imprescindible desarrollar líneas de investigación para saber qué se hace, cómo se hace o qué falta por hacer. Por ello, este trabajo busca conocer qué investigaciones se ha hecho sobre la promoción de la lectura, qué metodologías se ha utilizado, cuál ha sido el objeto de análisis y qué resultados y conclusiones se ha conseguido.
La revisión crítica de la promoción de la lectura muestra la novedad de esta línea de estudio y, por consiguiente, la necesidad de continuar investigando. Es un área emergente en la bibliografía científica y los buenos resultados de los trabajos analizados demuestran que hay que seguir impulsando investigaciones empíricas que ayuden a determinar las mejores prácticas, a partir de resultados objetivos que permitan cuantificar y categorizar los beneficios que aporta la promoción lectora. Es un tema cada vez más presente en revistas científicas, pero no debemos olvidar la valiosa aportación que las monografías, tesis de universidades públicas y privadas aportan en el ámbito científico.
Estamos en un momento propicio para plantear proyectos innovadores de promoción de la lectura, que superen las prácticas habituales y tradicionales. Es imprescindible contar con investigaciones que partan de un trabajo previo de reflexión y una metodología acorde tanto a los individuos a los que se dirige, como a los objetivos de la investigación. Solo de esta manera podremos ofrecer a los actores del ecosistema de la lectura datos fiables para mejorar sus prácticas de promoción de la lectura.

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