Por: Equipo editor
RECORDEMOS QUE…
La Salud reproductiva es un estado general de bienestar físico, mental y social, y no de mera ausencia de enfermedades o dolencias, en todos los aspectos relacionados con el sistema reproductivo, sus funciones y procesos. En consecuencia, la salud reproductiva entraña la capacidad de disfrutar de una vida sexual satisfactoria, sin riesgos , de procrear y la libertad para decidir hacerlo o no hacerlo, cuándo y con qué frecuencia.
Aspectos culturales de la sexualidad
Desde las primeras sociedades humanas, se han ido formulando toda una serie de creencias, ideas y argumentos en torno a lo sexual. De ahí que han ido surgiendo a lo largo de la historia, las más variadas posiciones acerca de la sexualidad, desde las más permisivas hasta las más conservadoras.
Actualmente en el mundo, se vive con mayor libertad la búsqueda de información sobre temas sexuales. Los estudios más importantes del siglo XX y los últimos del siglo XXI, como ser el informe Kinsey y los estudios de Masters y Johnson, que lejos de formar una adecuada sexualidad, refieren que los tabúes no habían hecho más que dar una muy falsa idea de lo que se suponía como sexo y sexualidad.
Es así que actualmente en todo el mundo se pugna por abolir los sistemas prohibicionistas sobre sexualidad, reconociéndola como parte de la salud. La OMS (Organización Mundial de la Salud) enfatiza la aplicación de la educación sexual desde la edad más temprana posible, pues se identifica la misma como la mejor manera de prevenir los embarazos no deseados en adolescentes así como las infecciones de transmisión sexual.
Actualmente en nuestra sociedad se habla de sexo y sexualidad. La gran mayoría de los adolescentes utiliza estos términos de forma indiscriminada, se escuchan ambas palabras en redes sociales (Facebook, Twitter, WhatsApp, etc.), en investigaciones, artículos que son promocionados por Internet e incluso en medios de comunicación.
Madurez sexual
Para la procreación de un nuevo ser, el cuerpo de los dos padres, en especial de la mujer, tiene que haber alcanzado el adecuado nivel de madurez para el embarazo.
El primer aspecto a tomarse en cuenta es la pubertad. En las mujeres, se da principalmente con la menarca, conocida también como menarquía o primera menstruación, que indica que el útero ya ha iniciado su ciclo reproductivo. Pero esto no es un valor absoluto. La primera ovulación, fundamental para la fecundación, no coincide precisamente con la menarquía, pues el cuerpo de la adolescente aún se está desarrollando fisiológicamente.
Además, de producirse un embarazo en una menor de 15 años, los riesgos asociados al mismo y al parto se incrementan, pues su cuerpo aún no está plenamente desarrollado para la gestación.
Madurez social
Al ser la salud un tema biopsicosocial, resulta evidente que los aspectos sociales son parte ineludible de la vida de las personas.
En nuestro medio, aún permanecen costumbres sociales como por ejemplo, forzar a la pareja de adolescentes que van a ser padres o incluso que habrían tenido relaciones sexuales, a casarse. Esto no solo conlleva a un fracaso matrimonial, pues el adolescente aún es bastante inmaduro para seleccionar adecuadamente una pareja para el matrimonio. Esto no significa que los implicados, comúnmente el varón, deban desligarse de la responsabilidad que acarrea la paternidad. En igual situación están las madres solteras que tiene que soportar la discriminación de nuestra sociedad.
El aspecto económico también es fundamental. En la mayoría de los casos, los dos adolescentes aún son dependientes de sus padres o familiares, lo cual generará varios conflictos al saberse del embarazo. Una de las opciones es independizarse, pero la edad y falta de preparación laboral es un obstáculo a ello. La otra es seguir dependiendo económicamente de los padres, pero ello conlleva inevitablemente la continua intervención de la familia, muchas veces de manera negativa en la vida.