domingo, septiembre 1, 2024
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Todo progreso requiere trabajo y buen ejemplo del Gobierno

Los pueblos, tanto cuanto los gobiernos muestren condiciones y cualidades para una buena administración, respondan y actúen al unísono de los avances que se producen, obran o responden con el mismo grado de eficiencia y voluntad. Generalmente, ocurre que lo esperado no cubre las expectativas, pero queda en la población el sentimiento de que no todo puede ser perfecto y conviene en que se ha alcanzado índices de cumplimiento y existe la seguridad de que el avance del país está asegurado. Las exigencias de las autoridades se producen cuando se prueba que no todas cumplen debidamente sus obligaciones y ello obliga a conductas muy alejadas de lo que debe ser en el tiempo y las realizaciones; pero, lo sensible es que no siempre se entiende por parte de las cúpulas superiores qué sentimientos alberga la población cuando hay decepción y frustración por la parte no cumplida.
Reviste gran importancia que el gobierno actúe con la conciencia puesta en lo formulado durante la campaña electoral en que se debe abandonar la demagogia y obrar siempre conforme a lo prometido, a lo que fue parte de un programa y que para la población no se debe usar la mentira, el engaño, el disfraz, lo prometido y no cumplido porque el pueblo responde tan bien como bien obren sus autoridades que, en su momento, han depositado confianza en el candidato que tuvo los votos.
En los momentos en que los resultados electorales deben tener primacía en los sentimientos de la población, las autoridades elegidas por el voto deben tener en cuenta que hay obligación de cumplir, que se empeñó la palabra en la justeza de los programas y el engaño no debe tener asidero alguno. Gobernar teniendo como base el engaño, es traicionar la confianza que haya en las relaciones Gobierno-pueblo.
La población de una nación responde con amor y confianza cuando el gobernante actúa con el mismo sentir y obra recíprocamente. Tiene capital importancia lo que haga un gobierno: captar la fe y confianza, sentir el afecto y gratitud hasta el estado de convicción de no haber sido engañado, albergar la certeza de que habrá cumplimiento con honestidad y decencia por parte de las autoridades. So+lo las conductas dignas captan el apoyo y el sentir positivo de los pueblos. Si a todo lo digno, honesto y responsable acompañan con vocación de austeridad, decisión por actuar y exigir del entorno, que haya decencia en lugar de corrupción, siempre es motivo de complacencia para los gobernados. Cada autoridad, por su propia seguridad y tranquilidad, debería vivir preocupada de su conducta, de sus modos y maneras de proceder en la administración del Estado y, si tiene que adoptar medidas enérgicas para cortar la corrupción y los males que atacan a la nación, hacerlo con premura y decisión de no transigir a las presiones ni prestarse a las exigencias del poder o de intereses creados.

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