viernes, septiembre 27, 2024
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Fe, violencia y civilización

La fe es la más elemental necesidad del hombre, desde su aparición sobre la tierra, la civilización es un refinamiento de la técnica como la cultura lo es de lo social. El primer acto criminoso revestido de violencia fue el asesinato de Abel por Caín, su hermano, motivado por la envidia, deleznable pasión humana. Los elementos citados en el proceso de la civilización intercambiaron entre si sus contradicciones dialécticas, con una fatalidad parecida al mito de Sísifo, de trabajar sin esperanzas, ya que estos elementos citados forjaron el proceso de la historia antigua como moderna. Recordemos que las Cruzadas de los siglos XII Y XIII, fueron las primeras guerras religiosas de nuestra época. En el Concilio de Clermont (1095) el Papa Urbano II invitó a los cristianos a rescatar el Santo Grial de Jerusalén, tomada por los musulmanes y los fanáticos turcos selyucidas, y los cruzados fueron por mar y tierra a Palestina, matando a cuanto infiel aparecía.

Sin olvidar los poemas épicos de Homero, la Odisea y la Ilíada del Siglo XVIII antes de Cristo, guerra entre humanos y dioses mitológicos, preámbulo del advenimiento de un leviatán de T. Hobbes (Siglo XVII); monstruos símbolo del poder absoluto temporal, enarbolando en una mano la espada y en la otra un báculo de lo espiritual y su cuerpo por la humanidad. La fe estaba siempre en guerra con la sociedad de la civilización. Las religiones han sufrido una metamorfosis paralela al desarrollo epistemológico del conocimiento, desde los dogmas cristianos como la transustanciación, hasta los síndromes oníricos del subconsciente freudianos, en cuanto al origen de la fe. El sol, la luna y las estrellas fueron motivo de invocación teológica, y todo lo desconocido se asoció a la fe hasta el Siglo IV de la ciencia griega. Cuando los filósofos desde Tales de Mileto hasta Sócrates, Platón y Aristóteles empezaron a dar una interpretación científica a todo lo desconocido y los dioses disminuyeron y crecieron por la racionalidad.

En cuanto a los conocimientos y la ciencia en la Edad Media, la Iglesia condenó las herejías como el peor crimen contra la sociedad civil y la Iglesia, para castigar creó el tribunal de la Inquisición, donde los culpables eran víctimas de la hoguera. Se recuerda a Torquemada como el peor verdugo de esta negra época. Solo en Alemania fueron inmoladas con fuego cien mil brujas herejes. En el año 600 en la India aparece Buda, Siddhartha Sakiamuni, el amarillo de la familia de los Siacas, apodado Buda Gautama, el gran Tatagata hindú. En China surge Confucio con sus leyes, código moral, religioso y político. Y en 1571 después de Cristo nace Mahoma, único profeta de la religión musulmana para su único dios Alá. Su evangelio se reduce al Corán, Síntesis de leyes de la salud moral de los hombres y código de virtudes, parecidas a las enseñanzas de los evangelios del nuevo testamento cristiano.

Veinte siglos de cristianismo les parece demasiado a los islámicos, y ellos piden otros veinte siglos de islamismo. Pero la islamización de occidente  no pareciera fácil y nos hace recuerdo a las cruzadas e inquisición, pero ya no por iguales objetivos, sino por imponer a sangre y fuego el equilibrio que debe haber entre libertad y responsabilidad, creando el monstruo paranoico del terrorismo a ultranza, matar por matar, usando ya no arma de ayer lanza y espada sino plomo, pólvora y tecnología ultramoderna para segar vidas inocentes con la velocidad del rayo y la potencia desconocida de la maldad, vileza y odio. Desde Yemen nacen cada día Torquemadas, émulos de Osama Bin Laden y Alqaeda. La infamia no cesa con lo ocurrido el 7 de enero del 2015 en París, por las víctimas asesinadas a sangre fría, periodistas directivos de la revista laica humorística y atea «Charlie Hebdo», a pesar de todo, cientos de horas después volvió la revista a aparecer, esta vez un millón de ejemplares con la caricatura de Mahoma en primera plana, con una gota de lagrima en su rostro y la leyenda «Todo está perdonado».

En décadas pasadas se presentó un debate en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, la discusión estuvo dedicada a tratar los espinosos temas de la creación y la evolución creada por el científico Charles Darwin, que publicó «El origen de las especies» hace 150 años. El director del congreso, el S.J. Marc Leclerc, dijo haber en esa obra una comprensión para la ciencia y la religión. Pero hubo un reclamo ya que, en la conjunción cerrada de ambos términos de creación y evolución, la primera como un milagro teologal y la evolución como la escribió el científico Charles Darwin, no se quiso aceptar que estos términos fueran usados como una teoría científica y la otra como un dogma de la iglesia.

El S.J. Pierre Teilhard de Chardin (nació en 1881 y murió en 1955 en Nueva York), paleontólogo famoso que trabajó en África, Asia y China, en su libro «El fenómeno humano» sostiene que el universo posee una dinámica propia que lo hace evolucionar y el hombre es integrante de este fenómeno, y el alma no es otra cosa que la especialización del sistema nervioso. Combina la tesis de lo natural y sobrenatural y niega la libertad creadora de Dios y la creación del universo a partir de la nada (1962). Esta declaración censuró estas opiniones y prohibió al cristianismo la lectura de estos conceptos. Para ver la importancia de este fenómeno, los nombres de la mayor parte de las misiones que los evangelizadores usaron, tanto franciscanos como jesuitas, fueron tomados de la pléyade de santos religiosos de la cristiandad. Por eso la capital del Beni el 12 de   junio celebró su 336 aniversario de fundación, por el S.J Cipriano Barace M. Y en ciertos libros se puede apreciar que en 1668 se fundó la segunda misión jesuítica en Moxos con el nombre de nuestro prócer Simón Bolívar y Santísima Trinidad para celebrar su «Chope Fiesta».

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