Por: Susana Urquidi, Xul Gloria Meyer, Hebe Stroebel, Alda Blanco y Aleida Camacho. COMITÉ EDUCANDO PARA LA PAZ – MRP FORTALEZA
El lema: “Una para todas y todas para una”, extraído de Los Tres Mosqueteros de Alejandro Dumas, identifica muy bien el espíritu de la organización de Mesas Redondas Panamericanas. Dentro de este marco, la primera Mesa Redonda Panamericana fue fundada en San Antonio, Texas, el 16 de octubre de 1916, en acto llevado a cabo en el Hotel Menger. Es cuando la Sra. Florence Terry Griswold toma como modelo para la fundación de un grupo de señoras a la mesa redonda medieval, teniendo como inspiración los relatos del Rey Arturo y los Caballeros de la Mesa Redonda, un círculo sin principio ni fin, que simboliza la unión perpetua, la igualdad de oportunidades y representación, al igual que su lema.
Su vida
Florence nació el 29 de mayo de 1875, cerca del Eagle Pass en Texas, y murió el 7 de julio de 1941, siendo hija del abogado neoyorquino Theodore Terry y de Illinois Louisa Jane Lampkin, teniendo como nombre de pila Florence Terry Lampkin.
Desde muy temprana edad, Florence estuvo ligada a las letras y al periodismo, de la mano de su padre, gracias al cual pudo iniciar su carrera en el primer periódico de Eagle Pass, destacando como escritora. Se casó dos veces, la primera con el empresario ganadero Félix Shaw, de quien enviudó tras un accidente, dejándola con cuatro hijos, con los cuales siguió adelante llevando las riendas en los ranchos, fue considerada una mujer adelantada a su época.
Casada en segundas nupcias en 1914 con John Case Griswold, se mudó junto con él a San Antonio, Texas.
Su aprecio por la empatía con todos, de manera igualitaria, surge desde su niñez, por la forma en la que fue criada en el territorio de Mezquite, el chaparral de Texas, cerca de la frontera mexicana. Ella llegó a conocer y apreciar el carácter mexicano, no hubo barrera alguna en el idioma y aprendió a valorar, apreciando aún más las cualidades de lealtad y devoción de ambos países.
Cómo nació Mesa Redonda Panamericana
Cuando la nación mexicana se vio fragmentada por años de Guerra Civil, que incluyó el derrocamiento del presidente Porfirio Díaz, después de 30 años de dictadura y el asesinato de su sucesor Francisco Madero, junto con los enfrentamientos de Emiliano Zapata y Pancho Villa desde 1910, los éxodos de los mexicanos que huían de la pobreza y la muerte eran lastimosos, en estos acontecimientos Florence presenció con tristeza cómo mujeres, ancianos y niños intentaban cruzar Río Grande y tenían noticias de la muerte de muchos de ellos, junto con los maltratos que recibían en la frontera de parte de sus propios compatriotas estadounidenses.
Gracias a los dones de Florence, en el campo de la oratoria, la escritura y el liderazgo innato, añadiendo además, la dosis de ser una mujer de las más próspera de Texas, ella fue una mujer que cultivó interesantes relaciones con altos dignatarios estadounidenses y otros países de América, relaciones que aprovechó para encauzar su misión en pro de fomentar el respeto entre los ciudadanos de las naciones de América, creía que el desconocimiento y la falta de amor hacia el otro ocasionaba los horrores que la habían tocado presenciar en Texas, Estado fronterizo con México.
Con el espíritu de liderazgo que la caracterizó, Florence convocó a otras nobles damas para formar los centros de ayuda que proporcionen los alimentos, ropa y refugio a quienes huyeran de la guerra en México y envió sendas comunicaciones a dignatarios estadounidenses para que la apoyen en su labor.
Tan pronto el drama de los refugiados se volvió más crítico, ella inicio planes para ayudarlos, llevando a muchas mujeres y niños a su propia casa y buscando ayuda entre sus amigos y socios, ellos fueron muy generosos, hicieron y dieron mucho para aliviar el sufrimiento y proveer un santuario para todos los que necesitaban vivienda y comida, dando inicio a las Mesas Panamericanas.
Así como todas estas mujeres trabajaron minuciosamente con ella, para formar una organización con el declarado propósito de proporcionar de forma mutua el conocimiento, la comprensión y la amistad entre las personas del hemisferio occidental, también se busca fomentar todos los movimientos que afectan a las mujeres y niños de las Américas.
De esta manera, la historia del movimiento de la Mesa Redonda Panamericana es la saga del corazón y de la mente de una mujer, Florence Terry Griswold, quien bajo su legado desde su nacimiento hasta su deceso se destacó en su labor humanitaria.
Con el paso de los años, ella comenzó la misión de promover la educación, fomentar el conocimiento mutuo, la comprensión y la amistad entre los pueblos del continente americano.
Ella, como una mujer adelantada a su tiempo, estuvo inspirada en los pensamientos Panamericanos de Simón Bolívar, como un deseo de establecer puentes entre América del Norte, Centro y Sur América, para que, a través de la amistad y el conocimiento mutuo, se alejaran de los odios y las posibilidades de guerras entre países vecinos.
Con el paso de los años, esta agrupación estimuló la formación de nuevas Mesas Panamericanas sirviendo como un enlace guía de todas las mesas afiliadas.
Florence ha sido llamada soñadora, patriota, idealista y realista, aunque ya fue, por supuesto, todo esto y mucho más.
EL LEGADO DE FLORENCE
El pensamiento de Florence, que es transmitido hasta el día de hoy, fue escrito por un miembro muy allegado a la fundadora, con motivo de un programa conmemorativo a raíz de su muerte:
«Yo, Florence Griswold, consciente de que llegará el día en que ya no me sea posible guiarles en el camino que hemos elegido seguir, por la presente otorgo y lego a ustedes los miembros de la Mesa Redonda Panamericana, toda mi fe en la entereza de nuestra causa, toda mi esperanza en que nuestros ideales se verán convertidos en realidad. Mi amor y devoción al trabajo, mi valor para encarar las decepciones, mi vigilancia ante condiciones siempre cambiantes, mi compromiso en el deber hacia mis congéneres, mi confianza en la cooperación de todos los pueblos occidentales en nuestro esfuerzo para hacer realidad ese perfecto entendimiento y buena voluntad entre las naciones americanas que presentarán al mundo un frente unido bajo el estandarte de un panamericanismo viviente. Por el gran amor y afecto que siento por ustedes, todo esto les heredo y, a través de ustedes, a todas las mujeres de las Américas».
Posterior a su legado, en 1944, nace la Alianza de Mesas Redondas Panamericanas, la cual es una organización de sociedad civil registrada por la Organización De Estados Americanos (OEA) desde el año 2001, la Alianza estimula la formación de nuevas mesas y sirve de enlace entre todas las mesas afiliadas.
Por lo tanto, es necesario conmemorar a una mujer tan memorable y significativa, como lo fue y es Florence Terry Griswold, destacando su labor humanitaria y de unidad que ha trascendido los años, las fronteras y las diferencias de cada país, para unirlos bajo los mismos ideales de amistad, ayuda y unión. Así como su lema “Una para todas y todas para una” carga los ideales de miles de mujeres que, guiadas bajo la mano de Florence, realizan una labor en pro de sus países, no solo a nivel de Bolivia, sino a nivel Panamericano, mostrando que la solidaridad no tiene límites.