Hay extrañeza en la población por la ausencia de mayores informaciones sobre el censo anunciado para el próximo mes de noviembre. Autoridades encargadas de su realización poco han informado al respecto y lo último que se sabe es que la boleta censal está avanzada en un 98 por ciento y que el presupuesto será de 68 millones de dólares, financiados inicialmente por el Tesoro General de la Nación y se contará con aportes de organismos internacionales.
Sin embargo, cuando faltan pocos meses para dicha actividad tan trascendental, como es el censo nacional, no se muestra suficientes avances, ya que no se da a conocer más detalles al respecto. Por lo tanto, tanto el gobierno como la Dirección de Estadística y Censos deberían preocuparse mucho por este caso que podría ser definitivo para emprender el desarrollo del país.
No se debe descuidar una realidad: pasadas (aunque medianamente) las consecuencias del coronavirus, los datos que aportaría un censo nacional adquieren vital importancia. Y es que en el país la planificación se haría sobre datos y elementos de juicio actualizados y resultados dejados por la pandemia. Teniendo en cuenta, además, que hasta hace dos años y fracción, se contaba con pocos elementos de juicio sobre la demografía nacional y otros datos que nunca debieron ser descuidados. Indudablemente, se requiere elementos, estadísticas continuamente actualizados; ya que, por lo poco habido hasta el año 2020, no se podía avanzar mucho. Entonces, hoy más que nunca, el censo adquiere enorme importancia y esperamos que en los meses que falta se avance en recopilar la información necesaria.
El gobierno y las dependencias del censo tendrían que haberse preocupado mucho más por esta cuestión y no esperar prácticamente el término de plazos para hacer los cambios que sean urgentes. Lo cierto es que restan seis meses y algo más para el entrenamiento del personal más importante que esté a cargo del censo. En lo inmediato, se debería recopilar todos los elementos de juicio que se tenga y haciendo una selección sucinta intensificar labores que den inicio a todas las operaciones. Lo malo radicaría en una espera que resulte contraproducente cuando una selección y entrenamientos oportunos aportarían datos precisos para un desempeño correcto, que es lo que espera el país.