Hace algunos años, un presidente boliviano dijo públicamente: “Bolivia se nos muere”. Ahora, con todos los escándalos vistos y oídos en noticieros de TV, como: asesinatos, feminicidios, secuestros, asaltos a mano armada, narcotráfico, sobornos millonarios y la interminable corrupción administrativa, es posible que la mencionada frase tenga otra vez vigencia.
Y lo más triste y negativo es que en muchos de esos hechos oprobiosos, estarían (o están) comprometidos, precisamente, funcionarios que reciben sueldos del Estado y que fueron elegidos para hacer cumplir las leyes vigentes y la seguridad pública.
JURISTAS
Comentario aparte merece la conducta (o inconducta) de muchos jueces, fiscales y abogados que desprestigian a la tan honorable profesión de juristas. Debido a ello, los poquísimos abogados honestos (que todavía existen), se sienten avergonzados y hasta evitan que se los mencione y recuerde el nombre de su profesión.
INVENCIBLE CORRUPCIÓN
Frente a este triste panorama, no es una exageración afirmar que la ilegalidad y la corrupción casi generalizada en Bolivia ya no tienen solución (segurísimo). Ya veremos por qué.
¿REFORMA JUDICIAL?
Ya parece escuchar un viejo disco rayado cuando anuncian públicamente que habrá una reforma judicial (ja, ja, ja) en busca de abogados, jueces y fiscales honestos, justos, imparciales y libres de influencias e imposiciones políticas y partidarias.
El título de este comentario tiene la representación onomatopéyica de la risa (ja, ja, ja) porque una reforma judicial basada, precisamente, en la verdadera justicia, nunca va a ocurrir, aunque bajen del cielo todos los dioses de las innumerables religiones del mundo como Jehová, Jesucristo, Alá, Amaterasu, Manitú, Wiracocha, Quetzalcóatl, Zeus, Brahama, Ra, Odín y Osiris ,entre muchos otros.
PODEROSO DINERO
Por todo lo leído en textos antiguos, historias de muchos países e inclusive la milenaria Biblia, se percibe claramente que la corrupción, la traición, el crimen y toda la serie de males que existen en este mundo, siempre han existido y nunca acabarán.
Y con toda seguridad, desde estas líneas podemos afirmar que mientras exista el dinero y la lucha por el poder político, no habrá justicia ni legalidad en este “valle de la corrupción” llamado Tierra.
PROMESAS
Las universidades públicas y privadas seguirán titulando a miles y miles de abogados con “estudios superiores” (como ellos dicen). Los políticos y funcionarios estatales (con y sin uniforme) elegidos para hacer cumplir las leyes, seguirán prometiendo (y simulando) justicia a los inocentes, ingenuos y candorosos habitantes del conglomerado graciosamente denominado como “Pueblo”.
Mientras, el dinero seguirá dominando a hombres, instituciones y países, porque, como ya escribió don Francisco de Quevedo y Villegas: “Poderoso caballero es don Dinero”.
OTROSÍ
¡Oh, Majestad Dinero! ¡A vuestros pies te rinden culto en todo el mundo!
Abur.
El autor es dibujante, escritor y periodista.