RECORDEMOS QUE…
La Salud reproductiva es un estado general de bienestar físico, mental y social, y no de mera ausencia de enfermedades o dolencias, en todos los aspectos relacionados con el sistema reproductivo, sus funciones y procesos. En consecuencia, la salud reproductiva entraña la capacidad de disfrutar de una vida sexual satisfactoria, sin riesgos , de procrear y la libertad para decidir hacerlo o no hacerlo, cuándo y con qué frecuencia.
Conciencia y autoestima para una vida sexual adecuada y sana
A determinada edad, resulta evidente la aparición de los deseos sexuales y de querer iniciar la vida sexual activa. Por ello cada persona debe tener la suficiente madurez física y psicológica para poder tener relaciones sexuales de una manera responsable, reconociendo las dimensiones tanto emotiva, reproductiva y placentera del acto sexual.
Para alcanzar tal efecto se debe mantener una adecuada prevención de la salud, partiedno del conocimiento de la anatomía sexual y reproductiva. Considerando que la anatomía sexual y reproductiva incluye los genitales y los órganos reproductivos y sexuales internos; además, de que la anatomía sexual y reproductiva de cada persona es diferente.
La anatomía sexual y reproductiva incluye tanto los órganos sexuales que están fuera del cuerpo como los que están dentro del cuerpo. Con millones de terminaciones nerviosas, la piel también puede ser considerada un gran órgano sexual. Las partes del cuerpo que, al tocarlas, generan excitación se denominan “zonas erógenas”. No todos tienen las mismas zonas erógenas, pero las más comunes son los senos, los pezones, el ano, el cuello, los labios, la boca, la lengua, la espalda, los dedos, las manos, los pies, los lóbulos de las orejas y la parte interna del muslo. La idea es que cualquier parte del cuerpo puede ser considerada sexual, esto dependerá de la sensación por la que atraviesa la persona.
Sin embargo, cualquier parte del cuerpo puede ser sexual. Es común escuchar que el cerebro es el órgano sexual más importante, esto se debe a que es el órgano que controla la respuesta sexual de las personas; es decir, cómo reacciona el cuerpo ante la excitación, el sexo o la masturbación. Además, es donde se alojan las fantasías y la identidad sexual.
¿Todos tenemos la misma anatomía sexual?
La anatomía sexual de cada persona es un poco diferente. La mayoría de las personas tienen, o bien un pene y un escroto, bien o una vulva, pero los genitales son únicos en cada persona. Al nacer, el médico, basado en la anatomía sexual de las personas, suele asignar un sexo, hombre o mujer. Pero eso no necesariamente dice algo sobre la identidad de género.
Para algunas personas, el sexo asignado y la identidad de género son prácticamente lo mismo o están relacionados. A estas personas, se las denomina cisgénero. Otras personas sienten que el sexo que les asignaron al nacer no coincide con su identidad de género. Por ejemplo, una persona puede nacer como hombre, pero identificarse como mujer. Estas personas suelen denominarse transgénero o “trans”.
Otras personas tienen anatomías sexuales que no encajan en la definición típica de hombre o mujer. Estas pueden describirse como intersexuales. Hay muchas combinaciones diferentes de partes del cuerpo y hormonas en el ámbito de la intersexualidad. Ser intersexual no necesariamente tiene relación alguna con la identidad de género de una persona.