viernes, septiembre 13, 2024
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Régimen único y universal

Los “predestinados”, o discípulos de quienes vulneraron las libertades en la región, se han propuesto apoderarse de los gobiernos, a fin de imponer un régimen dictatorial, único y universal, utilizando el slogan de integración y solidaridad continental. Y a como dé lugar. No les ha importado mentir, calumniar o falsear la historia, en la búsqueda de ese objetivo. Lo hicieron, en algunos países, mediante elecciones amañadas. Capturando incautos, en particular.
Intentaron tumbar, recientemente, en Ecuador, al gobierno legalmente constituido, a fin de saciar apetitos inconfesables. Aleccionaron a movimientos indígenas y otros sectores, con la consigna de exigir precios módicos para el combustible y los alimentos. Movilizaciones que provocaron el agotamiento del suministro de gas doméstico y de productos alimenticios en los supermercados de la capital. “Personas armadas atacaron un convoy militar que intentaba ayudar a camioneros que transportaban alimentos y medicinas a mover sus vehículos por las vías de acceso a Quito”, dijo un vocero militar.
Lo propio ocurrió en Bolivia en el pasado inmediato, con el bloqueo de caminos, exigiendo elecciones inmediatas, cuando el virus chino devastaba al país. Los radicales obstruyeron la circulación de motorizados que llevaban alimentos y medicamentos, con resultados fatales. Medida que atentó contra la vida, la salud y el bienestar de la población boliviana. Parece que esa es la estrategia de los “predestinados”, para desgastar a los gobiernos e imponerse en el Poder. A ellos no les importa la vida, sino sus mezquinos propósitos partidarios. Lo que les importa es el triunfo de sus postulados político – ideológicos.
Los “predestinados” actuaron en Ecuador y en otros países, con el señuelo de favorecer a los pobres, a los humildes y desfavorecidos, con la igualdad social. Suena bonito en el discurso, pero en la práctica habría que ver sus efectos. La tendencia fue acabar, asimismo, con todo vestigio opositor. Encarcelando, inclusive, a los líderes, que pudieran haberles hecho sombra en la arena política. Han pretendido cambiar los planes del Dios de la vida, entregando a la muerte a quienes no coincidían con sus inquietudes. Entre tanto ellos vivían a cuerpo de rey, gracias a los impuestos de la ciudadanía, rodeados de comodidades, con lujo, ostentación y despilfarro, muy lejos de la igualdad social que predicaban.
Interpretaron a su modo el sentimiento, la esencia y la orientación democrática. Practicaron la democracia según sus intereses. Incurriendo, como bien sabemos, en despropósitos, reñidos con la praxis democrática. Se rasgaron las vestiduras porque ciertos países, dizque democráticos, fueron excluidos de la Cumbre de las Américas.
En las dictaduras militares se hablaba también de democracia. Inclusive el autócrata soviético José Stalin decía: “Estamos en un país democrático”. Los nuevos dictadores, adversarios del imperialismo y del capitalismo, se aferran también a la palabra democracia, para perpetuarse en el Poder. De veras que para algunos la democracia es el recurso para liquidar las libertades. O asumir la amenaza, la zozobra e intimidación.
En suma: debería primar, ante todo, la sensatez, de quienes practican política, por Dios.

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