viernes, septiembre 27, 2024
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Encuentro de Intelectuales Aymaras

En la vida son pocas las ocasiones que, por emoción y alegría; todo el cuerpo y mente se estremecen; acompañado por un corazón que parece salirse de su caja toráxica, latiendo “aritméticamente”; al recibir grata invitación de carácter académico de un amigo, para participar en condición de expositor de una “ponencia” en el Primer Encuentro de Intelectuales Aimaras, que según la invitación, se efectuará los días 15-16-17 de julio del año en curso, en dependencias de la Universidad Pública de El Alto (UPEA).

Eso pasó conmigo y seguramente les está sucediendo a muchos de los invitados especiales. Será, pues, la primera vez que participaré de este tipo de tribuna o encuentro de análisis, reflexión crítica y planteamiento de propuestas de solución a múltiples problemas sociales, políticos, económicos, culturales y jurídico legales; que atravesaron en el pasado los pueblos y naciones originarias del Tawantinsuyu (América).

Particularmente, será un honor y desafío enorme a la vez; presentar al auditorio de intelectuales aimaras una historia jamás contada de la vida: vicisitudes, sufrimientos y rebeldías, ocurridos en tiempos del “gamonalismo” en la Hacienda Casamaya-Omasuyos, por aquellos años de 1950 a 1980, protagonizado por mi tatarabuelo: Matías Condori, considerado despectivamente en esa coyuntura de explotación, sometimiento y esclavitud patronal, como “indio larama”, que traducido al castellano, significa “rebelde con sabiduría”, por causas justas de liberación.

Con valentía y coraje, Condori supo devolver y responder a los desprecios raciales y discriminatorios de sus verdugos; colocando «apodos» a los patrones, como: “kuchhi awatis”, pastores de cerdos. Demostración evidente de rebeldía y rechazo al sistema de explotación gamonal de esa época. Por cierto, la hacienda fue considerada: “industria ganadera”, por contar con pastizales extensos, aptos totalmente para la crianza de ganado ovino, porcino, vacuno y caballar. Además de poseer virtudes productivas excepcionales de tubérculos (papa, oca, izaño); cereales (haba, cebada, trigo) y alfalfares (forraje).

Lo interesante: Después de la Revolución Nacional de 1952, la comunidad había sido declarada “mediana propiedad”, con una extensión territorial de 12.565.00 hectáreas, reconocido y firmado por el presidente Hernán Siles Zuazo, quien en fecha 28 de mayo de 1957, extendió “Título Ejecutorial” a los patrones Terrazas, emitiendo Resolución Suprema N° 73.575. Hecho inadmisible, posterior al levantamiento de los obreros y campesinos: arrastrando a líderes “sindicales” de la comunidad al sufrimiento en juicios, persecución y encarcelamiento constante por parte de los patrones. Hasta que los líderes intervinieron tierras abandonadas del fundo y tomaron posesión directa para distribuirlos a sus habitantes en el año 1983. Qué les parece, esa premisa de que: “La tierra, es de quien la trabaja”, no se cumplió a cabalidad…

Son aspectos que estoy sistematizando y escribiendo para el encuentro citado, basado fundamentalmente en el testimonio de vida del Prof. Protasio Quispe Condori, quién mediante técnica de transmisión oral de “padre a hijo”, me relató, con lujo de detalles, hechos acaecidos en Casamaya, lugar donde bailan la danza “paquchis”, donde el equipo de fútbol: “Hermanos Huracán”, hizo historia. No les digo más, porque quiero invitarlos a ser parte del encuentro, porque saldrán a la luz casos históricos de las comunidades, que aún no están escritos en papel. El título de la ponencia es: “Gamonalismo, tierras y rebeldía aimara”, ojalá les guste y lleve a la reflexión a todos y todas, eso es lo que esperamos.

 

raulalberto1911@gmail.com

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