viernes, septiembre 27, 2024
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¿Estabilidad indefinida?

Mucho se habla en estos días sobre la crisis económica por la que atraviesa el país vecino Argentina, donde –dicen– pobladores que habitan en ciudades que quedan cerca de la frontera con Bolivia, prefieren la moneda boliviana con el fin de ahorrar o comprar. El diario porteño La Nación, del martes 12, titula: “La Argentina, regalada: los bolivianos revolucionan la frontera y arrasan con los productos de almacén. La fortaleza del peso boliviano hace que todos los días crucen a Salta y Jujuy centenares de personas a comprar alimentos y bebidas, colchones y una extensa variedad de productos; al revés, argentinos pasan al otro lado a comprar ropa y neumáticos por la inflación local”.
Nuestra gente también comenta sobre la estabilidad económica del país, y al respecto el economista Javier Ergueta dice: “se debe a una combinación de factores muy propia de la economía boliviana, que no se da en otros países. Es el resultado de una combinación de medidas estabilizadoras de larga data (desde la hiperinflación de los años 80) continuadas y mejoradas en el actual “Modelo Económico” que usa las desventajas económicas sectoriales y regionales, para propiciar intercambios que a la larga favorecen el crecimiento, lejos de perjudicar (un ejemplo claro de esto es que ante la imposibilidad de combatir el contrabando por la existencia de cinco extensas fronteras, se deja de reprimir selectivamente productos inexistentes o de producción muy cara en el país), este fenómeno también se da en el interior boliviano produciendo mayor integración cultural y económica”.
Sostiene: “la estabilidad actual podría mantenerse por tiempo indefinido, y sólo la provocación de un clima permanente de desconfianza y la introducción de aspectos psicológicos negativos respecto del tipo de cambio o alteraciones de precios, podría tener como consecuencia una desestabilidad económica, pero ya la población mayoritaria está prevenida contra estos recursos políticos no correctos”. Da cuenta que las posibilidades de que la estabilidad sea durable son alentadoras, “todo depende –dice– de no provocar situaciones ficticias que alteren el desempeño de los factores económicos”. Cree que las subvenciones o subsidios, caso de la gasolina, “si se las toca produce un desajuste económico e inestabilidad social, que podría significar la caída del gobierno; y por tanto no se usará en este periodo, habida cuenta de que tales subvenciones tienen una fuente de recursos que no son precisamente las reservas internacionales netas (RIN), pues su presupuesto depende de otros ingresos, y no es tan simple como gastar de lo guardado”.
Javier Ergueta también habló sobre otros aspectos importantes, pero debido al espacio que se tiene, los comentaremos en otra nota. Concluimos indicando que de no mediar desgraciados intereses político-partidarios, se podría hacer más por Bolivia y los bolivianos aprovechando las coyunturas, pero infelizmente el hombre no deja de ser lobo del hombre, o hasta quizás como alguien dijo: “el diablo tal vez lo inventamos, y nosotros somos el diablo”. Ojalá que el encono de izquierdas y derechas algún día pueda quedar sepultado.

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