Emblemática, extremadamente afamada; mágica, encantadora como ninguna, así es nuestra maravillosa La Paz. Tierra de poetas y caudillos, siempre fue protagonista de incesantes actos de valentía, manantial abundante de hechos históricos e inspiración de artistas. Rodeada por majestuosos nevados; entre ellos el emblemático Illimani, la metrópoli se encuentra a 3.650 metros sobre el nivel del mar, convirtiéndose así en la ciudad más alta del mundo.
Fundada el 20 de octubre de 1548 por Alonso de Mendoza, formaba parte del virreinato del Río de la Plata como una ciudad transitoria, una ruta comercial entre las urbes de Potosí y Lima. Más adelante hubo varias revueltas con la finalidad de librarse del yugo español. La rebelión más importante fue la del 16 de julio de 1809, bajo el liderazgo de don Pedro Domingo Murillo, gran precursor de la independencia de nuestra amada Bolivia.
Desde aquel día La Paz formó un vínculo perpetuo con la valentía, siendo cuna del primer grito libertario en América Latina. Nacieron personajes notables que se destacaron por su lucha contra la tiranía, tal es el caso icónico de los gemelos Alejo y Cirilo Barragán, ejemplo del periodismo independiente, combatieron con la verdad al tirano de turno. Víctimas de persecución, Cirilo fue fusilado por órdenes del gobierno nefasto, mientras que Alejo terminó en el exilio.
Las mujeres paceñas también fueron muy importantes, por ejemplo doña Simona Manzaneda; protomártir de la libertad, se encargó de organizar las filas revolucionarias y de negociar armas para la causa libertaria del 16 de julio. Finalmente fue encarcelada y ejecutada, murió no sin antes dejar en evidencia el heroísmo femenino. Otros héroes paceños fueron Maximiliano Paredes, quién ofrendó su vida defendiendo el Acre, y Rafael Pabón, que estaba destinado a inmortalizarse en el firmamento de nuestro Chaco; solo por nombrar algunos.
Asimismo; entre sus personalidades más relevantes se encuentran literatos como Franz Tamayo, escritor, poeta e intelectual de un talento innato. Autor de obras significativas como Odas (1898) por dar un ejemplo, que es un símbolo fundamental de la literatura boliviana y del continente americano. Otra mente brillante fue Agustín Aspiazu, abogado de profesión y gran orador, fue uno de muchos personajes que protagonizaron el levantamiento en contra del dictador Mariano Melgarejo; sobre este hecho publicó “El día magno de La Paz” (1871), donde narra los acontecimientos.
Ciudad de cultura desbordante que al pasear por sus calles denota su mística, festiva como ninguna otra hace gala de danzas como la Morenada y el Caporal; de comida exquisita y lugares representativos, verbigracia, el Valle de la Luna, la Iglesia de San Francisco o la Plaza Murillo; donde también se encuentra el Palacio Quemado, que hacen de La Paz un excelente sitio turístico.
El fútbol es también otro de sus atractivos, el gigante miraflorino Hernando Siles es testigo del colosal enfrentamiento entre clásicos rivales. La garra de The Strongest y la elegancia del Club Bolívar; orgullo del hincha paceño, protagonizan un espectáculo cada vez más dramático y apasionante.
Hoy se conmemora 213 años de gesta libertaria y no quería ser indiferente, por su rojo punzó y su verde esmeralda, por las sagradas notas de su himno; por sus paisajes, por sus mañanas, por sus noches; por su gente, por Andrés de Santa Cruz y su mente visionaria, por la pluma de Juan Francisco Bedregal y Daniel Sánchez Bustamante; por el arte de Feliciano Cantuta y Marina Núñez del Prado, por la calidad de juego de Ramiro Castillo y por la sangre que corre en mis venas, es que rindo tributo por medio de mi escritura. ¡Tierra bendita! ¡Cuna de libertad, tumba de tiranos!
El autor es Comunicador, poeta, artista.