viernes, septiembre 27, 2024
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La Revolución Nacional y EEUU

La ayuda externa fue determinante, para que el país, en los albores de la Revolución Nacional, haya solucionado sus problemas socio – económicos más apremiantes. Quienes estimaban a la República de Bolivia aunaron esfuerzos para respaldar sus conquistas irreversibles. Sin esa cooperación quizá le hubiera sido imposible impulsar el cambio, de una significación histórica, que había emprendido a partir del 9 de abril de 1952.
En particular, la decidida cooperación de los Estados Unidos de Norteamérica, tanto financiera como técnica, fue sumamente importante para los destinos de la nación, de cara a la transformación revolucionaria. Cooperación que ha permitido, no sólo mitigar los efectos funestos de la adversidad financiera, sino, básicamente, consolidar los principales objetivos de la Revolución Nacional, contenidas en el planteamiento y ejecución del Programa de Desarrollo Económico. Eran tiempos heroicos, indudablemente.
La ayuda en alimentos, por decir algo, en momentos que escaseaban éstos, fue oportuna y bien recibida por la población boliviana. Se adquirió, en ese marco, tractores y se impulsó el desarrollo agropecuario. Fueron abiertos caminos, priorizando la integración nacional. E inclusive se construyó un laboratorio para vacunas contra la aftosa y la peste porcina. Así podemos enumerar una diversidad de obras que fueron ejecutadas con la ayuda estadounidense, en momentos que la Revolución Nacional se abría paso, despertando expectativa en la comunidad internacional. Pero también tuvo detractores, en el interior del país, quienes minimizaban y descalificaban sus postulados político – ideológicos.
La nación del norte acompañó a la Revolución Nacional, en sus momentos más complicados, en la búsqueda de sus propósitos más fundamentales, por el bien común. Solidaridad financiera, técnica y alimentaria, que devolvió esperanzas, en los momentos adversos y angustiantes, a la nación boliviana. Esas acciones están debidamente inscritas en la memoria histórica y no son inventos de nuestra parte.
“La combinación de estas circunstancias culminó con la firma de un Acuerdo de Asistencia Económica entre Bolivia y los Estados Unidos el 6 de noviembre de 1953, bajo cuyos términos mi gobierno se comprometió a conceder ayuda a Bolivia mediante el otorgamiento de artículos esenciales de consumo y la designación de fondos destinados al fomento. Esta oportuna ayuda de los Estados Unidos, junto con su empleo al máximo por parte de vuestro gobierno, está operando en Bolivia una transformación cuyos frutos podrán ser recogidos en un futuro no muy lejano”, señaló el embajador de los Estados Unidos de América, Andree V. Sparks, a tiempo de retornar a su país, en 1954.
“Repito que es la política de los Estados Unidos esforzarse en ayudar a las Repúblicas Americanas a mejorar el nivel de vida de sus pueblos y a conseguir estabilidad política y económica. Puedo afirmar que he empeñado todos mis esfuerzos para la aplicación de esta política. Si ha habido un éxito en su aplicación que ha producido una mejora en la crítica situación de Bolivia, ello debe atribuirse en primer término, a las sabias disposiciones del Congreso de los Estados Unidos, que fueron invocadas por el presidente Eisenhower al responder al pedido del presidente Paz Estenssoro”, remarcó.
En suma: he ahí la cooperación norteamericana, en tiempos de la Revolución Nacional.

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