domingo, septiembre 1, 2024
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Características del Voluntariado

Como el ser humano se mueve por conceptos y se sirve de categorías, valgan como marco o bastidor estas características que no agotan el tema, pero sí le dan unas directrices. La mayoría de las organizaciones con voluntarios sociales se permite afirmar que el espíritu del voluntariado se caracteriza por:
– La gratuidad, pues es la donación de sí mismo y la conciencia de ser para los demás lo que sostiene su concepción de la vida
– La continuidad, ya que no se puede crear necesidades en aquellas personas que no estemos dispuestos a seguir ayudando.
– La preferencia vocacional del voluntario, ya que uno hace mejor aquello que le gusta y para lo que está más preparado.
– La responsabilidad personal sostenida por su equipo que desarrolla el proyecto de la Organización con la que trabaja.
– El conocimiento, respeto y valoración de las diferentes personas o pueblos que pueda encontrarse en la realización de su tarea.
De ahí que nada se aleje más de un auténtico voluntariado social que:
– Invadir el terreno de los profesionales. Es preciso colaborar con los técnicos y de los profesionales en tareas que, de otra manera, no podrían llevarse a cabo puesto que se trata de un modo de actuar que no se encuentra en el mercado laboral.
– Imponer ideologías, políticas culturales o religiosas, por dignas y respetables que sean, aunque es natural que cada uno tenga sus opciones personales, pero no tiene derecho a imponerlas en su actividad como voluntario social.
– Utilizar al excluido como herramienta para satisfacer su curiosidad o sus necesidades profesionales, como si los demás fueran objetos de su curiosidad o, lo que es peor, de su experimentación. Las personas son sujetos, un fin en sí mismas, nunca objetos.
– Crear dependencia con el asistencialismo, pues el voluntario quiere desarrollar en las personas y en los grupos capacidades personales que los lleven a la autonomía. Reconocemos, sin embargo, que en muchas acciones voluntarias puede existir un componente asistencial que cubre necesidades urgentes y prepara una actuación para la autonomía a largo plazo del sujeto.
– Dar limosna desde la compasión, por valiosas y excelsas que sean, pues superan la relación de alteridad para insertarse en la más profunda reciprocidad. En el voluntariado social tenemos claro que lo que se debe en justicia no se presta en caridad.
– Confundir los deseos con la realidad. El voluntariado sabe asumir sus límites. Si hay que dejar algo bien claro es que, en la organización del trabajo voluntario, hay que diseñar programas realistas y factibles, pues de otra forma se fomenta la desilusión y la desesperanza, cuando no la pérdida de la confianza en las capacidades de desarrollo humano, económico y social de las personas.

El autor es Profesor Emérito UCM.

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