domingo, septiembre 1, 2024
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Necesitamos inversión privada

Los economistas coinciden en que algunos indicadores de la economía nos dicen que debemos tomar previsiones, para evitar dolorosas acciones en un futuro no muy lejano.
Veamos las cosas con calma: tenemos déficit fiscal, cada año en ascenso; nuestras reservas internacionales netas disminuyen; no podemos aumentar los volúmenes de venta de gas porque nuestras reservas no aumentaron; la deuda pública interna y externa está en constante crecimiento
Una de las medidas a tomar por el gobierno es permitir que la empresa privada se haga cargo de muchas de las inversiones públicas que el Estado no podrá ejecutar. No olvidemos que este año, gracias al empuje del sector empresarial, tendremos niveles históricos en el superávit comercial de 1.082 millones de dólares al mes de mayo.
Y cuando hablo de empresa privada me refiero tanto a las grandes, medianas como pequeñas, que están distribuidas en todo el territorio nacional.
Los diversos pisos ecológicos que tiene el país nos dan una gran ventaja en la producción de una amplia variedad de alimentos. La Paz y Cochabamba podrían ser productores de granos, solo por mencionar un ejemplo. El oriente ya incursionó en el arroz, la soya, la caña, carne bovina, y tiene potencial para otros productos más. El altiplano puede exportar quinua, papa y una amplia variedad de productos. No olvidemos las bananas, cítricos, la vid, algodón, maíz, carnes de llama y cerdo, con todo esto podemos tener seguridad alimentaria en el país.
El Gobierno coadyuva a generar estabilidad en el nivel de precios, por lo cual tenemos la inflación más baja de la región.
Una mayor confianza del Gobierno en los empresarios, que se reflejaría en ofrecer seguridad jurídica y respeto a la propiedad privada, sería el primer paso para que el capital extranjero muestre su interés en ser parte los planes exploratorios de hidrocarburos en el país, así como proyectos del litio y El Mutún.
Considero necesario remarcar que la preocupación de los empresarios es que el Gobierno asegure mercados para todos, facilite la logística necesaria para completar la etapa productiva con adecuados canales de transporte y comercialización.
No podemos darnos el lujo de perder el sitial que teníamos en el mercado internacional de la quinua, porque hasta ahora no logramos la denominación de origen para este producto. Los productores de papa sufren las consecuencias del contrabando que, como lo señalan algunos analistas, se triplicó en los últimos 21 años, pasando de unos 1.000 millones de dólares en 1990 a algo más de 3.000 millones en 2020.
Debemos insistir en que el papel de los empresarios aparece ahora más urgente que antes. Otro ejemplo de la falta de recursos es que el Gobierno tiene una baja ejecución de su presupuesto. Suponemos que esto se debe, en parte, a falta de liquidez.
La ejecución presupuestaria en los nueve departamentos, en promedio, llegó al 17,7%, donde la gobernación que más ejecutó fue Chuquisaca, con el 31% y el que menos lo hizo fue Santa Cruz, con el 9%.
Alejandra Hidalgo, viceministra de Seguros de Salud y Gestión del Sistema Único de Salud (SUS), señaló que los cuatro principales municipios del país tienen una baja ejecución del presupuesto asignado para la salud, que en uno de los casos no llega ni al 10%.
El Presupuesto General del Estado 2022 programó una inversión pública de algo más de 5.000 millones de dólares. Este monto se destinará a la ejecución, entre otros, de proyectos de producción e industrialización, explicó el viceministro de Inversión Pública y Financiamiento Externo, Marcelo Laura.
Entre las obras sujetas a la ejecución de este presupuesto de inversión pública se puede mencionar 11 proyectos exploratorios en busca de hidrocarburos; un complejo de refinación de zinc en Oruro; la Planta del Mutún en Santa Cruz; plantas piscícolas en Cochabamba y en el lago Titicaca de La Paz.
El Gobierno también espera dar continuidad a la construcción de carreteras y nuevos proyectos viales en La Paz y otros departamentos de Bolivia, así como aeropuertos.
Como lo remarcamos siempre, una alianza público-privada, donde los empresarios tengan las garantías necesarias, redundará en beneficio de ambas partes y del pueblo boliviano en general: se estabiliza la economía, se genera más divisas, se tendrá nuevas fuentes de empleo digno y mayor estabilidad laboral.

El autor es Economista, licenciado en la UMSA, doctorado Ph.D. en Relaciones Internacionales de la Universidad del Salvador de Argentina y Académico de Número de la ABCE.

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