La producción de coca y la responsabilidad compartida

Países productores de coca: Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, al margen de la lucha frontal que cada uno realiza en contra de la producción de coca y su posterior industrialización y comercialización, viven preocupados por saber resultados en cuanto a cumplimiento de convenios internacionales sobre responsabilidad compartida. Acuerdos firmados por la comunidad internacional y que establecen que no solamente los países productores tienen responsabilidad en la producción de la cocaína y otras drogas alucinógenas sino en saber cómo se cumplen los convenios sobre responsabilidad compartida. Documentos que en su tiempo han sido firmados, pero sin que se conozca detalles sobre lo que ello significa para los países productores.
Es normal que la mayoría de esos países sostiene permanentemente que son las naciones productoras de coca las responsables de la venta y comercialización de cocaína, que ellos demandan, como países víctimas de la droga, que se obligue a los productores a anular totalmente el cultivo de coca. Posición falsa de los consumidores porque, por elemental principio, la demanda causa siempre mayor producción y los países ricos y desarrollados son los mayores demandantes de droga. Es su población la que exige la droga y la que, a través de sus propios medios, logra que de todos modos se cultive mayor cantidad. A pesar de que la industrialización y comercialización del letal producto causa tantas víctimas, especialmente en los países ricos hay empresas y personal especializado para conseguir la droga. Todos ellos perciben grandes utilidades para que no falten las drogas y se capte mucho más dinero. La verdad es que los cultivadores de coca ganan una mínima parte y, cuando se niegan a seguir con los cultivos, son amenazados por los traficantes y “agentes de la droga”, es decir, si no hacen más entregas de tambores de coca. Entonces, ¿de qué culpas hablan los consumidores para liberarse de lo que ellos son responsables?
Frente a las afirmaciones de los países potenciales de consumo de drogas, convendrá una revisión pública de los Acuerdos de Responsabilidad Compartida, en los que las partes declaran ser responsables, por partes iguales, del gravísimo problema y en ninguna forma se hace la mínima alusión sobre faltas o culpas que sean alusivas a los países cultivadores de coca. Es tiempo de efectuar los cambios que sean pertinentes y de acuerdo con lo que se establezca, con un “adendum especial” enmendar lo que corresponda. No hacerlo significará que todo es culpa de productores y la “inocencia” de los países consumidores quedaría incólume.