La educación en Bolivia, fundamentalmente para alcanzar mejores condiciones de vida, es un puntal del proceso de construcción del Estado Plurinacional. En ese sentido, en 2020 fue promulgado el DS N°4.260, que tiene por objeto normar la complementariedad de las modalidades de atención presencial, a distancia, virtual y semipresencial en los Subsistemas de Educación Regular, Educación Alternativa, Especial y Superior del Sistema Educativo. Gracias a los avances tecnológicos, las unidades educativas del país accedieron a las clases virtuales (sin embargo la situación es contraria en el área rural), bajo los principios de reciprocidad, solidaridad, y complementariedad, concibiendo una trilogía “estudio, trabajo y producción” (que ya no hubo por la pandemia), las mallas y las estructuras curriculares, metodologías didácticas para el proceso de enseñanza y aprendizaje, que apuntan a aprender lo que le será útil al estudiante, lo que necesita para la vida.
Es así que la Ley 070 Avelino Siñani plantea un Currículo Regionalizado, Diversificado y la pluralidad lingüística, pero en las circunstancias cruciales por la pandemia del Covid-19, hubo un cambio drástico para los maestros y estudiantes, en especial para el área rural. Allí las clases en la modalidad a distancia o virtual no funcionaron de acuerdo con las expectativas. Las limitaciones fueron diversas, por falta de capacitación en el uso y manejo de herramientas tecnológicas, ya que fue algo nuevo para los actores educativos, así como la falta de dispositivos por la economía limitada de los padres de familia. Medios de comunicación como la radio no fueron suficientes para un aprendizaje sociocomunitario productivo, a pesar de que algunos padres de familia bajaban la señal de las radios peruanas, lo cual tampoco fue suficiente porque reflejaban otra realidad.
Por ello los estudiantes del área rural no fueron beneficiados con un aprendizaje acorde al desarrollo de la malla curricular, consiguientemente en el año 2021 en el área rural las clases comenzaron de manera presencial. Entonces se pudo evidenciar que los estudiantes del área rural, tanto en educación primaria como en secundaria y superior, tenían bastantes vacíos en cuanto al aprendizaje, al año de formación. Ese diagnóstico y análisis nos lleva a deducir que la educación a distancia o virtual fue un fracaso.
Según mi experiencia como maestra, la modalidad presencial tiene ventajas porque permite estar en el aula de manera física, donde transcurre la enseñanza y gran parte del aprendizaje. El protagonista principal es el estudiante, porque las clases son más didácticas y prácticas. La alegría del encuentro entre estudiantes promueve la recreación y la actividad física, además les permite interactuar con la naturaleza, fomentando la disciplina, la eficacia y la eficiencia. Tiene un sentido de productividad el trabajo en las carpas solares, con el cultivo de hortalizas y otros. Les facilita el acceso a los servicios básicos, como la alimentación escolar, además de ser un apoyo fundamental para las familias, donde los adultos cumplen sus quehaceres en el agro, en la pesca, en el turismo y el comercio.
Como maestros del área rural sostenemos que es mejor la educación en la modalidad presencial y no así a distancia o virtual porque los hechos nos han demostrado la verdadera realidad. ¡Viva la revolución educativa!
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