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¡Basta de burlas en el fútbol!

Entre 2007 y 2014 escribí en EL DIARIO 5 artículos sobre la selección boliviana de fútbol. En “Selecciones bolivianas de fútbol” (08/10/07), anoté que desde que existen las eliminatorias, Bolivia se clasificó una sola vez, para el torneo mundial de 1994, con un equipo de muchos talentosos futbolistas, algunos en el apogeo de su carrera, lo que nunca había ocurrido antes. Cómo olvidar a Marco Etcheverry, Erwin Sánchez, Julio Baldivieso, Carlos Borja, Vladimir Soria, Milton Melgar, Luis Cristaldo, Marco Sandi, William Ramallo, Miguel Rimba, Jaime Moreno y los nacionalizados Carlos Trucco y Gustavo Quinteros.

A ello debería añadirse un equilibrio rara vez existente en las selecciones nacionales, con jugadores sutiles en el manejo del balón (especialmente Etcheverry), de fortaleza física y garra (Baldivieso, Cristaldo y Ramallo), de buena estatura (como el arquero y los defensas centrales Trucco, Sandi y Quinteros) y peones incansables (Soria y Borja). En calidad, contextura física, garra y equilibrio, probablemente fue la mejor selección nacional de todos los tiempos. Mencioné sin embargo que en Sudamérica somos el país que menos jugadores exporta y que no tenemos un solo jugador en equipos de primer nivel en los países que mejor pagan: Inglaterra, España, Italia y Alemania, situación que no ha cambiado hasta ahora.

En “Mal manejo del fútbol nacional” (10/12/11) dije que La materia prima del fútbol son los futbolistas y los resultados en torneos internacionales son consecuencia de la calidad y la abundancia de ellos. Mientras las dirigencias de todos los países sudamericanos –para no ir más lejos– han mejorado el nivel futbolístico a través de la promoción de nuevos valores, nuestros dirigentes están sumidos en el afán de ser reelegidos para seguir gozando de prebendas, y para ello disponen de una estructura directiva ampulosa, burocrática e ineficiente. Años después se comprobó que en la FIFA y en todas las confederaciones incluida la sudamericana, hubo desmedida corrupción de cientos de millones de dólares, por cuya consecuencia varios dirigentes fueron apresados.

En “La farsa de las eliminatorias de fútbol” (03/11/12), hago notar que cada cuatro años los dirigentes de la Federación Boliviana de Fútbol, con motivo de la eliminatoria sudamericana para asistir al campeonato mundial de fútbol, ponen en escena y actúan en un sainete titulado “Rumbo al mundial”, con la coactuación del muy bien remunerado director técnico de turno, y la asistencia del ingenuo público, que solo una vez (1994) pudo ver un desenlace feliz. Cuando el público está disconforme del espectáculo, se cambia al técnico. Uno que otro resultado positivo es resaltado para reanimar la fe en el espectáculo, pero el resultado final es que siempre acabamos en los últimos lugares, como sigue ocurriendo hasta ahora (28 años).

El sainete es también promovido por muchos periodistas deportivos, que, a pesar de conocer la realidad del fútbol, y por lo tanto siendo conscientes que la clasificación no será posible si no sube en extremo la calidad y formación de los futbolistas, extrañamente se suman a los argumentos de los dirigentes y del director técnico. Al final borrón y cuenta nueva y todos resignados (incluidos los ingenuos hinchas), esperando el reinicio de la farsa cuatrienal.

En “Basta de fracasos en el fútbol” (22/10/13), remarqué que la materia prima en el fútbol son los futbolistas, con los que el director técnico (que no los forma) diseña las estrategias necesarias para encarar los partidos. Un mal técnico puede lograr buenos resultados con buenos jugadores, pero uno bueno no lo hará con malos jugadores. Los jugadores pesan más que el técnico en los resultados. Todos estamos conscientes que la única manera de mejorar el nivel de nuestro fútbol, es formando jugadores desde temprana edad en los aspectos físico, técnico y táctico. Entre otras medidas para conseguir este objetivo, por ejemplo, se debería obligar a que los equipos de la Liga tengan divisiones menores que compitan entre sí y habría que incentivar la creación de escuelas de fútbol. Conocemos la enfermedad, pero no aplicamos el remedio. Dejemos el cortoplacismo que nos caracteriza y perjudica y planifiquemos en forma estructural, a mediano y largo plazo. Basta ya de fracasos y farsas. La reestructuración dirigencial del fútbol y la formación integral de niños y jóvenes futbolistas son urgentes y deben darse ya.

En “No es el director técnico…” (15/11/14) dije que religiosamente cada cuatro años, luego del fracaso de la selección boliviana de fútbol en los partidos eliminatorios para clasificar al mundial, se inicia –como ya lo indiqué en otros artículos– el sainete para enfrentar la próxima eliminatoria, con el guion de costumbre: la contratación del nuevo director técnico (DT), que adrede se la vuelve polémica y se le da una importancia que no merece, porque nunca ha sido, no es ni será determinante para dicha clasificación. Con escaso y cómodo trabajo el técnico gana bastante dinero y dirigentes y algunos periodistas realizan viajes de placer bien pagados.

La materia prima para los equipos y selecciones de fútbol son los futbolistas, que deben ser formados desde niños en los aspectos físico, técnico, estratégico, sicológico y disciplinario. Solo en los países con escuelas de fútbol, directores técnicos bien capacitados, médicos, sicólogos, nutricionistas etc., existen torneos infantiles y juveniles muy competitivos, de donde salen las estrellas que juegan en sus selecciones y en los mejores equipos de Europa, donde ganan mucho dinero. Ni un solo jugador boliviano ha alcanzado este objetivo.

Con todo acierto el ex futbolista Milton Melgar puso en claro que la solución del fútbol nacional no pasa por la contratación de un entrenador y que el tema tiene que ver con el trabajo en divisiones menores, infraestructura y desarrollo del fútbol. Sostuvo que la FBF le da demasiada importancia al nombre del entrenador, cuando se debería “enfocar la realidad de nuestro fútbol”. Para Melgar el tema pasa por la creación de torneos de menores, de construcción de escenarios deportivos y de un permanente roce en el nivel internacional. Melgar puntualizó que podría llegar el mejor entrenador del mundo y nada pasaría debido a que falta construir el fútbol nacional.

Como podrán apreciar, estimados lectores, en 28 años no ha habido cambio alguno en el fútbol y seguimos ocupando los últimos lugares en las eliminatorias. La selección es el reflejo del nivel de nuestro fútbol.  Los programas deportivos cada cuatro años, como ocurre ahora, convocan a especialistas en fútbol, que están inmersos en profundos e inútiles debates sobre la contratación del nuevo director técnico. El multimillonario boliviano Marcelo Claure, muy relacionado con el fútbol, podría poner una escuela o academia para una formación futbolística integral de niños y jóvenes. El país le estaría eternamente agradecido y parte o toda su inversión podría ser recuperada con el traspaso de jugadores a equipos de nivel mundial.

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