Hace algunos meses en nuestro país, cuando la cuarta ola del COVID-19 estaba llegando a su fin, pues los casos habían comenzado a disminuir y era sostenida la desescalada, se comenzó a relajar todo, el uso del barbijo, distanciamiento social, uso del alcohol gel y otros y, como si fuera el fin del mundo, la gente comenzó una carrera desquiciada de diversión, salidas, jaranas, farras, fiestas, entradas, verbenas, fueron quitadas las mamparas o divisiones en los mercados, en el transporte público, porque cierta autoridad –se vio esto en los medios– decía que no le escuchaban bien cuando hablaba, qué absurdo, ¿no?
¡Grité, si no le oyen bien! Expresamos muchos, pero no arriesgue a las personas que sí querían cuidarse. Estábamos disfrutando de una aparente nueva normalidad por varias semanas, se podía salir con menos temor, con menos protección, pero los excesos, la falta de conciencia, la estupidez de mucha gente y hasta la maldad porque también existen psicópatas que dicen “Por qué yo nomás, que se contagien otros también”, y siendo positivos andaban hasta sin barbijos, contagiando a los demás.
Y así llegamos a la quinta ola, ignorando, olvidando que seguimos en pandemia, que el COVID 19 no se ha esfumado con un baile o un vaso de cerveza; con menos letalidad y otras variantes y sub variantes, el virus sigue activo. Puede ser más leve, porque es la característica del virus en la actualidad y todavía algunas personas han fallecido.
Señores del Gobierno, autoridades municipales o departamentales, no nos apresuremos, estamos equivocados con el uso voluntario del barbijo en ambientes abiertos, porque la gente ha comenzado a quitárselo en espacios cerrados más, ya se vivía esto y ahora será peor. Pues personas con un resfrío o con COVID irán lanzando sus microbios a todo lado y entraremos en una sexta ola. En el exterior, hermanas naciones donde tienen más del 70% de vacunados se han quitado los barbijos, pero aquí no llegamos ni al 60%, la gente no quiere vacunarse. Deberíamos ver si comienzan a subir los casos, entonces ajustar las medidas y a cuidarnos todos.
Volver al horario normal sería otro camino que nos llevaría a otras olas o a la viruela del mono. En horario continuo, al salir a tomar los motorizados ahora, hay gran cantidad de personas en la calle, volviendo al horario normal el hacinamiento sería peor, ¿quién controlará que la gente utilice barbijos en el transporte público? Por favor, por lo menos hasta fin de año mantengamos el horario continuo. No queremos una sexta, séptima u octava ola, que aparezca por culpa de la gente sin conciencia o después de algún festejo, entrada o verbena. Unamos esfuerzos para vencer al COVID, nuestros científicos, autoridades, todos. Estamos cansados del barbijo y las medidas de bioseguridad, sí, pero, ánimo, falta poco, por las mutaciones que ha sufrido el virus está desgastado, quedará como un resfrío, un mal recuerdo de la pesadilla que vive el mundo desde el año 2020.
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