lunes, septiembre 2, 2024
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La hazaña marítima del inca Túpac Yupanqui al llegar a Oceanía

El décimo inca Túpac Yupanqui fue uno de los emperadores más importantes del Imperio Incaico. Siendo aún príncipe inca, descubrió la Oceanía, navegando desde Manta (Ecuador) hasta las islas Mangareva y Pascua en Polinesia, y retornando al Tawantinsuyo, al cabo de un año de travesía.

En la costa occidental de la Sudamérica precolombina, los incas y otras culturas mostraron conocimientos de navegación marítima con el manejo de embarcaciones rústicas de madera balsa y embarcaciones de totora.

Existen teorías ancestrales de que navegantes incas y pre incas no solo navegaron en la costa, sino que se alejaron mar adentro y llegaron a las islas del poniente, hasta Polinesia.

Al respecto, existe el relato formidable e histórico de tres cronistas españoles Pedro Sarmiento de Gamboa, Miguel Cabello Valboa y Martín de Murúa, que señalan que alrededor del año 1465 el príncipe inca Túpac Yupanqui navegó desde el Ecuador hasta las islas Auachumbi y Ninachumbi, que serían Mangareva y Pascua, respectivamente, y que al cabo de entre 9 a 12 meses retornó al lugar de zarpe en Ecuador.

Sarmiento de Gamboa en su libro Historia de los Incas (Segunda parte de la Historia General llamada, Índica) de 1572, escrita en Cusco, por orden del Virrey D. Francisco de Toledo, señala:

“Siendo todavía príncipe, quiso culminar Túpac Yupanqui su victoriosa campaña contra los guancavilicas y otros pueblos de la costa de Guayaquil. Estando en Manta, tuvo noticia por unos “mercaderes que habían venido por la mar del poniente, en balsas, navegando a la vela”, de la existencia de “unas islas llamadas, una Auachumbi y, otra, Ninachumbi.

Pleno de certidumbre, el príncipe “hizo una numerosísima cantidad de balsas” y partió con la flota de balsas con sus veinte mil hombres de guerra y por mucho tiempo se deslizó suavemente sobre la tersa superficie de las aguas. Le tocó también cabalgar sobre los tumbos en los días de mar movida.

Después de una larga travesía, Topa Inca Yupanqui llegó a las mencionadas islas de las que trajo gente negra y mucho oro y una silla de latón y pellejo y quijadas de caballo. La navegación había durado más de nueve meses –otros dicen un año– y los trofeos fueron llevados al Cusco, guardándose hasta el tiempo de los españoles en la fortaleza de dicha ciudad, Sacsahuaman”.

Posteriormente, los estudiosos contemporáneos como Hermann Buse de la Guerra (1920-1981), Federico Kauffmann Doig (1928 – a hoy), María Rostworowski (1915-2016) y otros, describieron de forma responsable el viaje de Túpac Yupanqui, además de considerar las rutas probables y los lugares que éste pudo haber llegado. Una gran mayoría de los investigadores se inclinan por declarar como un acontecimiento verídico – un hecho histórico, indiscutible.

Kauffmann no dudaba que Túpac Yupanqui haya realizado el viaje a Oceanía, en tiempo de un año, Concluye señalando: “No puede discutirse a la luz de la heurística y la hermenéutica, de la documentación antigua que la expedición haya en efecto tenido lugar. El tipo de embarcación con la que contaban los antiguos peruanos para navegar, permitía alcanzar lugares alejados de la costa”, “la expedición de Túpac Yupanqui a Oceanía corresponde a un acontecimiento histórico, por más que el relato encierre pasajes engrandecidos por la memoria colectiva”.

 

VIAJE SEGÚN JOSÉ ANTONIO DEL BUSTO DUTHURBURU

En el año 2006, el notable historiador peruano José Antonio del Busto Duthurburu saca a la luz, el libro TÚPAC YUPANQUI, DESCUBRIDOR DE OCEANÍA, que es producto de un estudio serio y sereno del viaje efectuado por Túpac Yupanqui, de su expedición realizada, según este autor, en el año 1465, cuando el joven inca tendría 25 años.

De acuerdo con del Busto, el décimo inca y segundo emperador del Imperio Incaico, Túpac Yupanqui, nació en Cusco allí por el año 1440. Fue hijo del emperador Pachakutec. Fue gran señor y muy valiente, de ánimo y pensamientos altos, cuyo gobierno fue de progreso. Le llamaron “el Resplandeciente”. Fue reconocido como el más grande de los gobernantes incas porque conquistó vastos territorios para el imperio incaico. Extendió los límites territoriales desde Quito, hasta el río Maule (Chile), y desde la costa del océano Pacífico hasta el Beni. Fue este personaje que siendo Hatun Auqui (príncipe heredero inca) efectuó el viaje en varias embarcaciones de madera balsa y descubrió las islas de Oceanía: Auachumbi y Ninachumbi.

Previamente al viaje a Oceanía, Túpac Yupanqui, después de anexar Quito y de la isla de Puná, tuvo la ocasión de conocer las balsas de los lugareños, cuyos constructores eran eximios navegantes. La llegada de unos mercaderes de las islas del poniente y escuchar la existencia de tierra con hombres y mucho oro, llamó mucho la atención al hatun auqui. El interés por explorarlas, dichas islas, le intrigó de sobremanera.

 

EMBARCACIONES USADAS PARA EL VIAJE

El gran centro balsero estaba en la región ecuatorial y abarcaba desde Manabí, la Puná, y el Golfo de Guayaquil en Ecuador, hasta Tumbes, Piura y Sechura en el Perú.

En las costas ecuatoriales, había balsas pequeñas, medianas y grandes. Pero solamente las dos últimas servían para la guerra, el comercio y el transporte de carga y pasajeros. Estas embarcaciones usaban velas de algodón, colocadas sobre mástil bípode, y usaban además, guaras u orzas de deriva que eran tablones de madera que se hundían en diferentes lugares de la cubierta, lo que les ayudaba a viajar haciendo virajes, inclusive con viento en contra. Asimismo, contaba con una caseta sobre cubierta para protección de la tripulación.

Túpac Yupanqui las había escogido estas balsas grandes para su travesía, porque eran aptas para todo tipo de actividad, incluso para la guerra, el trasporte de pasajeros y al tráfico de mercaderías. Eran las más apropiadas para la navegación en altamar.

 

LEYENDA DE TUPA EN ISLA MANGAREVA

En la isla Mangareva existe la Leyenda de Tupa con varias tradiciones legadas, las que pervivieron por mucho tiempo allí. Esto permite aseverar claramente que el inca Túpac Yupanqui llegó a esta isla. Las tradiciones existentes son: a) Un brazo de mar a la entrada de la isla Mangareva que se llama Te-Ava-nui-o-Tupa que quiere decir, el gran canal de Tupa. b) La existencia de la danza del rey Tupa que se baila en ocasiones especiales, donde caracteriza a Tupa como “un hombre rojo” donde se presenta a la cabeza de sus guerreros con la cara oculta bajo una grotesca máscara de palmera. c) La existencia de embarcaciones llamadas “pae pae” que tenían una caseta, doble mástil y una vela, similar a las que habían en las costa ecuatoriana y peruana, y que solo existían estas en Mangareva, y no así, en otras islas polinésicas.

El viaje a Mangareva debió ser muy largo. Zarpando de Manta, ha debido seguir la corriente ecuatorial del sur, pasando por el sur de Galápagos, luego debió tomar la corriente de Humbolt, para adentrarse más al poniente. La ruta recorrida debió ser entre 4.000 y 4.200 millas náuticas.

Thor Heyerdahl, en 1947, en la balsa de troncos Kon Tiki tardó 101 días, hasta esos lugares, y una embarcación polinésica tipo piragua podría hacerlo en la mitad de tiempo.

Como las corrientes en el océano Pacífico Austral giran en sentido contrario a las manecillas de reloj, Túpac Yupanqui debió llegar primero a Auachumbi (Mangareva) y después a Ninachumbi (Isla de Pascua – Rapa Nui).

La isla Mangareva le dio a Hatun Auqui la alimentación necesaria, pero lo más importante es que de allí debió recoger a los hombres negros que eran los ancestros melanésicos.

Así, se puede aseverar que el inca Túpac Yupanqui, conocido como Tupa en Polinesia, fue una persona de encomiable valor cultural. Ya que la perduración de acontecimientos de su memoria, hasta tiempos modernos (más de 500 años), demuestra esa situación.

 

SU PASO POR LA ISLA DE PASCUA (RAPA NUI)

Cobra importancia la Isla de Pascua o Rapa Nui, porque allí se encuentra un muro de piedra, denominado Ahu Vinapú, cuya característica es similar al muro incaico de Sacsahuamán y de Ollantaytambo, por tanto idéntico a los muros del periodo imperial inca.

Si bien los muros de Sacsahuaman son de gran tamaño, la parte inferior de esta construcción, es la que se parece a Vinapú, siendo el parecido, único. No existe otro muro similar en otra parte de la isla, ni en toda la Polinesia. Sin duda, este trabajo arquitectónico del tipo incaico, ya no se trataría de algo casual.

Túpac Yupanqui para llegar a Rapa Nui debió salir de Mangareva en dirección norte y luego al este para llegar a la isla.

Rapa Nui habría sido Ninachumbi, isla de fuego, debido a las muchas hogueras que sus habitantes habrían encendido o por los cráteres de volcanes apagados.

 

EL VIAJE DE RETORNO

Túpac Yupanqui debió partir de la isla de Pascua siguiendo las corrientes de Humbolt, que lo llevaron, primeramente, hacia el sur, varias millas, y luego se adentró hacia el suroeste, continuó su recorrido con viento en contra y laterales hacia el este, luego al noroeste. Y finalmente tomó la fuertes corrientes de Humbolt de sur a norte hasta llegar a Manta y Puerto Viejo; siguiendo dirección en contra de las manecillas de reloj. El viaje de Pascua a Ilo debió durar unos 60 días, con buena presencia de vientos, y otros 25 días más hasta Manta.

Respecto a los trofeos que trajo de esta travesía. Los hombres negros serían de Mangareva o Rapa Nui, en ambos casos, eran melanesios o de ancestro melanésico. Respecto a los huesos y quijada de caballo, lo máximo que habría tomado de estas islas es la quijada y pieles de puerco polinésico, que sin embargo no constituiría una gran novedad para el inca. Pero sí pudo recoger quijada y huesos de lobo marino que encontró en Arica o Piura, a los cuales se recuerda como “pellejo y quijada de caballo”. Finalmente, respecto a los metales finos, el oro y la plata, las tuvo que recoger retornando al continente, probablemente de la cultura Chimú.

 

EFECTUAR LA TRAVESÍA DE TÚPAC YUPANQUI EN NUESTROS TIEMPOS

Un viaje cerca de ser similar al de Túpac Yupanqui fue el que se realizó en 2015-2016, al mando del noruego Torestein Higraff, en dos balsas similares a la Kon Tiki 1, que navegó desde el Callao (Perú) hasta la Isla de Pascua, en 43 días. Luego salió de esta isla hacia Sudamérica, pero ambas embarcaciones, a la mitad de la ruta, naufragaron.

Queda por efectuar este viaje, en nuestros tiempos, para que los relatos históricos descritos en las crónicas españoles sobre esta formidable travesía de Túpac Yupanqui, hace aproximadamente 557 años, queden efectivamente demostrados. Es una proeza complicada, pero factible, desde todo punto de vista.

De efectuarse esta travesía, quedaría demostrada la inmensa capacidad náutica aborigen de las embarcaciones precolombinas sudamericanas por el mar, apoyando la teoría de que estas culturas habrían viajado grandes distancias por el océano, y haber retornado luego, a nuestro continente.

Ciertamente, una travesía de estas características conlleva los peligros naturales por la presencia de olas superpuestas provocadas por la corriente de Humbolt y los fuertes vientos; y la presencia de por lo menos una tormenta cada mes. Se debe ver el comportamiento del deterioro de los troncos de madera balsa, al absorber el agua de mar, en el tiempo. Y también ver el comportamiento de las cuerdas que atan los troncos.

Los tripulantes de diversas cosmovisiones, durante la travesía de alrededor de 210 días en altamar, deben coexistir en la embarcación (su hogar), aprovisionándose de alimentos llevados de la tierra y los extraídos del mar. Deben convivir bajo el horizonte civilizatorio ancestral del Vivir Bien, de respecto a la naturaleza (el mar y sus peligros), trabajar en equipo, en solidaridad y complementariedad.

 

Erik Catari Gutierrez es investigador aymara de las Culturas Andinas, y miembro boliviano del Club de Exploradores con sede en Nueva York – EEUU.

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