Las discordias que se vive en el interior del Movimiento Al Socialismo (MAS) y que en los últimos días salieron con mayor fuerza a la luz pública, demuestran que en dicho partido político no hay paz interior.
Los ataques de su jefe nacional, Evo Morales, hacia su propio gobierno de Luis Arce y David Choquehuanca, señalan que las relaciones internas están muy divididas. No hay acercamiento entre ellos.
Las arremetidas seguidas de Evo Morales al gobierno nacional indican que todo apuntaría a un acortamiento de mandato para que incluso se pueda llamar a elecciones generales adelantadas para el próximo o subsiguiente año.
No hay otra interpretación. El jefe nacional del MAS está desesperado por retornar al poder a como dé lugar. Se ve que no descansará hasta alcanzar dicho cometido. No hay ni un día que no lance dardos envenenados contra la gestión gubernamental de quienes designó como candidatos del MAS para las elecciones presidenciales de octubre de 2020.
Otro elemento que da a entender ese aspecto, es que Evo Morales, últimamente criticó de forma muy dura a los ministros de Gobierno, Eduardo del Castillo; de Justicia; Iván Lima y de Defensa, Edmundo Novillo. Situación que da a interpretar que el verdadero peligro para la plena gobernabilidad del gobierno nacional, es Evo Morales y no la oposición, si es que la hay de verdad.
La desestabilización que busca el ala del Evismo hacia el gobierno central, también está siendo comprendida de ese modo por el ala renovadora dentro del propio MAS, tal como lo afirmó el diputado Rolando Cuéllar hace poco, de “tener pruebas contundentes para asegurar que Morales Aima busca desestabilizar a Luis Arce y David Choquehuanca con varias denuncias sin respaldo”.
Otra señal de una posible ruptura en el interior del oficialismo, es el desmarque que podrían dar los propios asambleístas masistas leales a Evo Morales, declarándose que ya no formarían parte del gobierno central y comiencen a mostrar un rol de oposición mucho más dura que Comunidad Ciudadana y Creemos.
En las últimas semanas varios parlamentarios masistas leales a su jefe nacional, pidieron con insistencia al presidente Arce que destituya al ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, como también recientemente aleje de sus cargos al ministro de Obras Públicas, Servicios y Vivienda, Edgar Montaño y a la máxima autoridad ejecutiva de la ABC, Henry Nina. En cuanto a estas dos últimas autoridades por el destape de un caso de coimas millonarias en la entidad caminera, por adjudicarse la construcción de una carretera en Chuquisaca; sin que hasta ahora el primer mandatario de la nación les haya hecho caso.
Esos oídos sordos por parte de la primera autoridad del país a los asambleístas del MAS fieles al Evismo, podría acelerar en las próximas semanas ese rompimiento de unidad a la gestión gubernamental de Arce-Choquehuanca, debilitando, por supuesto, sus acciones gubernamentales en el Legislativo.
Ante las luchas fratricidas dentro del MAS; tanto el Evismo como el Luchismo y el Choquehuanquismo, sin duda que entre esas tres corrientes de manera indirecta se califican como un mal necesario, llegando al punto de manejar entre ellos la siguiente frase: “ni contigo… ni sin ti”.
¿Será qué Arce y Choquehuanca continuarán gobernando bajo la línea del masismo-evismo? o ¿tomarán la decisión de hacerse a un lado y gobernar sin dicha sombra que no los deja surgir?
Todo apunta a que Evo Morales los quiere ver fuera del gobierno cuanto antes. Porque no tendrá la serenidad y paciencia de esperar hasta el 2025.
El autor es Comunicador Social.