domingo, noviembre 17, 2024
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No escupas arriba…

“Hay un modelo de elección de jueces por voto popular que nos ha llevado a un desgaste, a una situación crítica en el país. Es un error claramente que todos hemos reconocido y ahora la persona que lo propuso y que lo implementó dice que hay que cambiar la Constitución y ese modelo” (Iván Lima Pág. 7, 10/09/22).
Si no fuere equivocada y casi cínica, esta afirmación del ministro Lima seria chistosa, porque reducir y atribuir la nueva Constitución y sus supuestos errores a la persona de Evo Morales, parece un chiste que deja en calidad de borregos a los 255 constituyentes, y como florero al MAS, que fue el que propuso el voto popular, con la intención inicial de evitar la injerencia partidaria.
La afirmación es equivocada porque, como sostenemos los Juristas independientes, la subordinación de la cúpula judicial, cooptada por el gobierno el 2011 y el 2017, que consolidó y agravó la falta de independencia judicial, se origina no en el voto popular sino en la selección partidocrática de los postulantes a jueces supremos que, confiada a la Asamblea Legislativa, entregó a la mayoría masista la decisión exclusiva de “seleccionar” a sus afines, a sus partidarios y a sus empleados en las postulaciones, dejando de lado, casi totalmente, los méritos, las idoneidades, la trayectoria profesional y la producción intelectual. Casi la integridad de los postulantes, lo fueron por su filiación pro gubernamental; la gran mayoría no pasaba del título abogadil, del empleíto gubernamental anterior, de la mediocridad y del anonimato. Por eso y por mucho más, el 60% de los bolivianos votamos “nulo” o “blanco”, rechazando esas “postulaciones” y, pese a ello, ahí están todavía ejerciendo la judicatura los “electos” el 2017, y en varios cargos gubernamentales los “electos” el 2011.
Y el error del texto constitucional del 2009 no fue siquiera de los constituyentes, esa decisión errónea de confiar a la Asamblea la selección de los postulantes fue el resultado de la negociación del MAS con la oposición política conservadora de la época, que tenía la expectativa de obtener representación parlamentaria para negociar y repartirse las postulaciones, como regularmente se lo hizo antes en el parlamento.
Por ello la Reforma Judicial que estamos proponiendo, para lograr efectivamente independencia e idoneidad en la cúpula judicial, elimina la atribución parlamentaria de selección de postulantes y la entrega a una Comisión Nacional de Postulaciones, con rango constitucional, integrada por nueve personalidades, que deben convocar, examinar, calificar exclusivamente méritos e idoneidades de los postulantes y, con los mejores, elaborar ternas vinculantes para una primera designación parlamentaria que, inmediatamente después, tiene que ser aprobada o rechazada por el voto popular.
Esa la propuesta que desde el 28 de julio está en conocimiento del Tribunal Electoral y contra la que se ha estrellado Lima calificándola, sin ningún fundamento, como “descabellada e inconstitucional”. Todo lo contrario, nuestra propuesta mantiene, cualifica y efectiviza el voto popular, pero requiere reforma parcial de la Constitución, precisamente para eliminar el verdadero error, la selección partidaria de los postulantes en la Asamblea; reforma parcial que también la planteó Lima en el inicio de su gestión, cuando el entusiasmo era mayor que la sumisión y la figuración.
Pero no está tanto ahí el cinismo. Y es que el ahora ministro, el año 2011 se postuló en la elección judicial de ese año, y con toda la comparsa masista resultó siendo electo juez suplente del Tribunal Supremo de Justicia.
Fue esa comparsa, la del 2011, la que inventó la reelección indefinida como derecho humano desde el Tribunal Constitucional; la que demolió la independencia judicial, subordinándola absolutamente al evismo desde el Tribunal Supremo; y la que cooptó totalmente para el MAS todo el cuerpo judicial desde el Consejo de la Magistratura.
Por eso es inaplazable la Reforma Judicial vía Referendo Ciudadano, porque solamente con magistrados independientes idóneos e imparciales podemos barrer a las comparsas de ayer y hoy que han convertido la crisis judicial en tragedia nacional.
Iván Lima, producto “suplente” de ese error, jamás lo reconoció antes y, como toda la comparsa evista del año 2011, ahora se encuentra en cargos gubernamentales importantes del masismo, por lo que le viene bien el dicho popular: “No escupas arriba que te caerá encima”.

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