domingo, noviembre 17, 2024
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Yo invito, yo pago…

Por muy cómico que parezca, uno de los momentos más incomodos cuando sales a cenar con un grupo de amigos es, posiblemente, cuando llega la factura, y no porque quieras eludir el pago de lo que consumiste, sino porque no sabes qué actitud tomar cuando te la entregan a ti… ¿Se la das a otra persona?, ¿Le dices a cada uno cuánto debe pagar?, ¿empiezas con el cálculo de lo que cada uno consumió?, ¿Calculas lo que tú consumiste?
Pero ojo, no hay nada más desagradable que estar en un grupo de matemáticos sacando cuentas y calculando al centavo lo que toca a cada uno, es posible que el gusto y la magia de la velada se desvanezcan como por arte de magia.
Dependiendo del grado de confianza, este punto debería ser bastante obvio, si es que no es la primera vez que salen juntos, entonces ya saben cómo proceder y seguro será más sencillo, pero si se trata de un grupo nuevo ¿Qué hacer?
En primer lugar, debes estar consciente que si fuiste tú quien invitó, entonces por supuesto eres tú quien debe pagar la cuenta. Por lo tanto, sin ningún titubeo recibes la factura y la pagas.
Pero qué pasa si tú eres la invitada, lo correcto sería que la otra persona sea quien pague el consumo de ambos, pero muchas veces esto no sucede así… Es fácil decir vamos a cenar y asumir que se trata de una invitación y el momento de la verdad viene después de disfrutar la velada. De cualquier manera, siempre es bueno estar preparado, es decir si vas a un restaurante a cenar como invitado, es mejor tener la precaución de no olvidar la billetera.
Para evitar este tipo de contratiempos, lo mejor es ser transparente cuando uno invita y también cuando uno recibe la invitación, es mejor poner las cosas claras antes de pasar un momento que con seguridad será desagradable.
Si es un grupo de amigos que salen en pareja, lo correcto es que cada pareja asuma su consumo, nadie tiene por qué pagar lo que otros consumieron… No es una novedad saber que algunos tienen más apetito que otros y por lo tanto su cuenta normalmente es más elevada… Debemos ser considerados.
Hay dos formas de pago, una es cuando uno paga lo que consumió y la otra es a escote, vale decir que la suma total de la factura es dividida en partes iguales entre todos los que concurrieron, sin importar que tú simplemente hayas consumido una ensalada y un vaso de agua porque estas a dieta, mientras otros comieron de todo un poco y con un vino incluido…
Ahora si hablamos de una cita, normalmente o por lo menos hace algunos años, era el hombre quien pagaba por cortesía, era quien invitaba, era parte de la caballerosidad que hasta hace algunos años era importante, y no digo que hoy no sea así, hay hombres que son caballeros en todo el sentido de la palabra, y ojo que ser caballero no es pagar la cuenta, ser caballero es mucho más que eso, pero con el tema de la igualdad de derechos hay cosas que se fueron diluyendo en el tiempo, pero no precisamente porque el varón haya decidido dejar la caballerosidad de lado, sino por la frenética muestra de autosuficiencia y superioridad de algunas damas, lo que no está mal si lo vemos de un modo sano e inocente, pero cuando la sed de revancha es más grande que lo racional, se distorsiona el fin principal, pero ese es un tema para otra oportunidad.
Hay muchas mujeres que hoy ocupan espacios muy importantes, antes no era muy usual, hoy por hoy hay destacadas profesionales que son madres y ejecutivas, que evidentemente tienen la capacidad de autosostenerse y son cabeza de sus hogares, mantienen a sus familias sin ninguna dificultad, es que indudablemente los tiempos han cambiado, pero las normas básicas de la etiqueta y los buenos modales no tienen por qué cambiar, al contrario, debemos seguir transmitiendo estas normas a nuestros hijos.
Hoy leía el artículo de una amiga y colega de República Dominicana, que hacía una excelente descripción de una reunión de negocios, se trataba de la presentación de una propuesta a la que ella fue invitada, pero paradójicamente terminó pagando la cuenta, sin lugar a dudas, la imagen empresarial de los supuestos anfitriones quedó por los suelos y no solo porque mi amiga tuvo que pagar la cuenta siendo la invitada, sino por lo poco profesional del comportamiento de los anfitriones, sin duda las normas básicas de la etiqueta y los buenos modales no eran parte del orden del día… Obligada por la ansiedad de comer algo, pues para colmo de males la cita fue en un horario no muy conveniente, tuvo que tener la iniciativa de pedir un té helado y preguntar a los anfitriones si deseaban tomar algo, a lo que ambos aceptaron y pidieron lo mismo…
Si te invitan, no pidas lo más caro, no aproveches la gentileza de quien te invitó, y si eres tú quien invita, paga la cuenta de manera discreta si es posible, y nuevamente… Como invitado, nunca está demás tener la billetera a mano.

SI VAS A UN RESTAURANTE A CENAR COMO INVITADO, ES MEJOR TENER LA PRECAUCIÓN DE NO OLVIDAR LA BILLETERA.
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