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La diabetes es la variable de mayor impacto en la cifra de muertes por infarto

Diversos factores aumentan el riesgo de sufrir un infarto, tales como la glucosa elevada (hiperglucemia), la obesidad, el colesterol alto, la hipertensión y el tabaquismo. Un estudio realizado en Brasil y publicado en la revista PLOS ONE midió el impacto de cada uno de ellos. Con base en la recolección de datos de la población brasileña entre 2005 y 2017, los investigadores que llevaron a cabo este trabajo determinaron la cantidad de fallecimientos atribuidos a cada factor de riesgo. El objetivo del mismo consistió en ayudar a hallar estrategias más eficaces con miras a disminuir la incidencia de las enfermedades cardiovasculares, que aún son las mayores causantes de muertes en el país.

El estudio, realizado con el apoyo de la FAPESP, hizo posible cuantificar el impacto de cada factor asociado a la muerte por enfermedades cardiovasculares, y la hiperglucemia exhibió una asociación de 5 a 10 veces mayor que otros factores. Los datos empleados se recabaron en fuentes gubernamentales, tales como los ministerios de Desarrollo Social y de Salud y el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), y se cotejaron con los provenientes de otros bancos, como el Global Health Data Exchange (GHDx) y el del Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME), de la Universidad de Washington.

“Independientemente del control que empleábamos –y testeamos distintos tipos de variables, modelos estadísticos y métodos–, la diabetes siempre quedaba asociada a la mortalidad por enfermedades cardiovasculares. Es más: esa asociación que no se restringía al año analizado, sino que perduraba durante hasta una década”, explica Renato Gaspar, uno de los autores apoyados por la FAPESP, quien lleva adelante un posdoctorado en el laboratorio de biología vascular del Instituto del Corazón (InCor), de la Facultad de Medicina de la Universidad de Sao Paulo (FM-USP).

En estudios anteriores se había arribado a una ecuación para calcular la cantidad de muertes prevenidas o postergadas mediante modificaciones en los factores de riesgo. De este modo, fue posible analizar también las tasas de muertes “prematuras”, calculadas en relación con la expectativa de vida estándar. Los autores llegaron a la conclusión de que alrededor de 5.000 personas no habrían fallecido a causa de enfermedades cardiovasculares durante el período analizado si los índices de diabetes fuesen menores en la población. Por otra parte, la investigación también llevó a la conclusión de que se evitaron al menos 17 mil muertes con la sola disminución del consumo de cigarrillos durante esos 12 años. “Nuestros hallazgos suministran evidencias de que las estrategias tendientes a reducir el tabaquismo fueron fundamentales para el declive de la mortalidad causada por enfermedades cardiovasculares”, sostienen los autores.

Otro punto que les llamó la atención a los científicos fueron las diferencias de género. “Las disparidades sexuales reiteran lo que se desprenden de otros estudios, que apuntan hacia la diabetes y hacia la hiperglucemia como factores de riesgo más fuertes para el surgimiento de enfermedades cardiovasculares entre mujeres que entre varones”, advierten.

 

EL IMPACTO SOCIOECONÓMICO

La mortalidad y la incidencia de enfermedades cardiovasculares disminuyeron un 21 % y un 8 % respectivamente en Brasil entre 2005 y 2017. Aparte del declive del tabaquismo, el mayor acceso a la salud básica aparece en la lista como uno de los responsables de la mejoría de los índices. Esta observación tuvo en cuenta la cuestión de la hipertensión, a menudo asociada a problemas cardíacos. Así y todo, esta afección provocó siete veces menos muertes por enfermedades cardiovasculares que la hiperglucemia. Una de las posibilidades indica que el acceso al sistema de salud universal, con una expansión de la cobertura de atención primaria, llevó a un alza en la tasa de control de la hipertensión en la población.

Corrobora este hallazgo el hecho de que la asociación entre la hiperglucemia y la mortalidad por enfermedades cardiovasculares fue independiente del nivel socioeconómico y del acceso a los cuidados de salud. Los investigadores insertaron covariables en los modelos analizados para contabilizar datos tales como ingresos familiares, beneficios del programa federal de ayuda Bolsa Família, el producto interno bruto (PIB) per cápita, la cantidad de médicos por habitantes y la cobertura de atención primaria.

“Aparte del aumento de ingresos, la disminución de la desigualdad y la pobreza y la ampliación de la calidad y del acceso a la salud, debemos observar a la diabetes y a la hiperglucemia de manera específica”, sostiene Gaspar, quien hace hincapié en que en Brasil se han discutido escasamente temas como el del alto consumo de azúcar. “Necesitamos una política de educación nutricional. Debatir si vale la pena ponerles una etiqueta a los productos azucarados con una advertencia, como en los paquetes de cigarrillos, o gravar los productos con azúcar agregado, de manera tal de incentivar a las industrias a disminuir ese ingrediente. Son cuestiones bastante debatidas en otros países, y aquí debe hacérselo”.

Para mitigar los índices de enfermedades cardiovasculares en Brasil, las políticas sanitarias deben tener como objetivo la disminución directa de la prevalencia de la hiperglucemia, ya sea por la vía de la educación nutricional, por la restricción de alimentos con azúcar agregado o a través del más amplio acceso a los nuevos tipos de medicamentos capaces de disminuir las probabilidades de que los pacientes diabéticos se mueran por infarto…

 

Agencia FAPESP

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