El Gobierno de Burkina Faso ha elevado a once los militares muertos en el ataque perpetrado contra un convoy en la localidad de Gaskindé (norte) y al menos cincuenta civiles dados por desaparecidos tras el suceso.
En un comunicado, ha indicado que el cobarde y bárbaro ataque ha dejado un balance provisional de once militares muertos y 28 heridos –20 soldados, un ‘voluntario’ y siete civiles–, al tiempo que ha trasladado sus condolencias a los familiares de las víctimas.
«El Gobierno reafirma su compromiso con todas las fuerzas patrióticas en la lucha contra el terrorismo y a mantener el juramento de defender y liberar a nuestro pueblo de las garras de las fuerzas oscurantistas que quieren imponerse por la violencia y el terror», ha manifestado.
Por su parte, el Ejército ha lanzado una contraofensiva en esta zona, situada en la provincia de Soum, para intentar localizar a los responsables del ataque, según ha recogido la agencia estatal burkinesa de noticias, AIB.
El líder de la junta militar de Burkina Faso, Paul-Henri Sandaogo Damiba, alertó recientemente ante la 77ª Asamblea General de Naciones Unidas que el terrorismo en la región pone en juego la paz y la seguridad internacionales, ya que ninguna medida podrá impedir que el terrorismo se extienda si se deja solo al Sahel.
Burkina Faso, liderado por una junta militar desde el golpe de Estado de enero contra el entonces presidente, Roch Marc Christian Kaboré, ha experimentado en términos generales un aumento significativo de la inseguridad desde el año 2015, lo que ha provocado una oleada de desplazados internos y refugiados hacia otros países de la región.
Los ataques, obra tanto de la filial de Al Qaeda como de la de Estado Islámico en la región, han contribuido también a incrementar la violencia intercomunitaria y ha hecho que florezcan los grupos de autodefensa, a los que el Gobierno burkinés ha sumado a ‘voluntarios’ para que ayuden en la lucha antiterrorista. (Europa Press)