sábado, julio 27, 2024
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Vocación democrática religiosa

La Iglesia Católica fue protagonista en el proceso de recuperación de la democracia. Una faceta muy pocas veces mencionada y valorada por los actores políticos. La mayoría de éstos habla de democracia, pero sin referirse a los que, con sacrificio y heroísmo, contribuyeron a lograr la restitución del sistema de libertades. Éste que los permite medrar, hoy, sin el menor empacho.
La Iglesia Católica, junto con el pueblo movilizado, coadyuvó, con creces, a la recuperación de la democracia, en la década de los 70 del siglo pasado. Sin esa participación hubiera sido imposible arrancar, de la dictadura, elecciones generales, que significaba el encauzamiento de las actividades políticas, sindicales y otras. Y la amnistía general, en particular. Meta que se había trazado la ciudadanía boliviana.
El clero tuvo papel protagónico en el movimiento de reivindicación democrática. Sus sedes, templos y colegios acogieron, en plena dictadura, a quienes exigían, mediante medidas extremas, “una amnistía irrestricta, como base indispensable, para una verdadera democratización” (1). Inclusive el arzobispo de La Paz, monseñor Jorge Manrique, “repartía personalmente bebidas calientes a los niños” (2), que acompañaban a sus madres, en huelga de hambre. Fue una actitud solidaria, en la lucha emprendida contra el autoritarismo. La autoridad eclesiástica había reiterado que “no echaría a las mujeres (en vigilia) ni permitiría que nadie lo hiciera” (3), de los predios del arzobispado. Fue una decisión firme y claramente identificada con los propósitos que perseguía el pueblo boliviano.
Hoy la Iglesia católica está cuestionada, por quienes creen ser los “enviados”. Reducidas sus inquietudes, a la mínima expresión. Ya no es la mediadora en conflictos que sacuden al país, debido a la suspicacia infundada de ciertos sectores. Pero sigue siendo la voz, de los sin voz. La involucraron en el supuesto golpe de Estado de 2019. Con tales argumentos la han descalificado quienes que se apropiaron de la democracia. Aquellos que manipularon, con el señuelo de una seudo izquierda, a los bolivianos. Que detentaron, particularmente, el Poder en los últimos tiempos. “Los curas que se dediquen a rezar y que no se metan en política”, dijeron algunos desubicados. Acá prevalecen los amautas y los “yatiris”, con sus “mesas folklóricas”. Acá se venera al “tío” (diablo) y no al ser Supremo. Acá se lee la coca y no la biblia.
Hay gente que se llena la boca, hablando de democracia. Goza de prebendas, en nombre de ella. Que se ha propuesto, practicando el fraude electoral, perpetuarse en el Poder. Que aprovechó la coyuntura, para acumular ingentes fortunas. Para salir de la pobreza.
Políticos, desmemoriados y mezquinos olvidaron, posiblemente a propósito, a quienes promovieron gestas incomparables por la democracia, conculcada por quienes se consideraban dueños de Bolivia. Olvidaron a hombres y mujeres, a instituciones y organizaciones, que estuvieron inmersos en ese histórico designio.
En suma: habría que valorar lo que hizo la Iglesia por la democracia.

NOTAS
(1) “Huelga de hambre”, Asamblea Permanente de los Derechos Humanos en Bolivia”, 1978. Pág. 16.
(2) Ídem, pág. 22.
(3) Ídem, pág. 21

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