El surazo lluvioso que sacudió Santa Cruz el último día de octubre, víspera de la celebración de todos los santos y de nuestros difuntos, nos sorprendió a los cruceños, porque fue algo que no recordábamos que hubiera sucedido antes, cuando por estas fechas el calor ya se hace sentir mucho. Hoy, al escribir esta página, día de Todos los Santos, ha cesado la lluvia, pero persiste el viento del sur, frío. Así que mañana Día de Difuntos, los cementerios estarán poco concurridos por el paro –o tal vez visitados por algunas matronas con mantón negro– y nuestros muertitos estarán solos; solos y temblando.
El surazo vino del cielo, nos lo mandó el Señor, porque alivió los espíritus bravos y caldeados de nuestros muchachos y nuestras mujeres que estaban vigilantes en las rotondas. Al mismo tiempo, el aguacero entumeció a los masistas avasalladores, traídos de quién sabe dónde, que pretendían entrar en la ciudad, y el agua les mojó la pólvora a sus bulliciosos petardos pagados por el Gobierno.
Todo esto que ahora está sucediendo en las rotondas, lo que pasa en los cercos de los collas a la capital, aunque son enfrentamientos hasta ahora a palos, cohetazos, y puñetes, será recordado con reconocimiento en Santa Cruz. Tal vez no se lo recuerde como la lucha por establecer la fecha para un censo, sino por algo más grave, que está a la vista; es la pelea por detener la colonización del oriente boliviano, sometido a medias aún, en que están empeñados los masistas desde las épocas de Evo Morales.
Lo del censo lo vamos a arreglar de alguna manera, aunque si tenemos una certeza es que el MAS –no solo el Gobierno– no quiere hacer la gran encuesta este año, ni el 2023 ni el 2024 tampoco. Mienten como siempre. Y no quieren hacerlo por tramposos. No por estafarnos los recursos económicos que nos corresponden, solamente, sino para burlarse de la democracia en la que ingenuamente creen algunos, y que ellos, fraudulentos como todos los socialistas del Siglo XXI de San Pablo o Puebla, dicen defender.
¿Acaso por la diferencia de una fecha para el censo el Gobierno va a someternos a sanciones dignas de aplicarse a una colonia conquistada mediante las armas? ¿Por el censo nos van a quitar el gas, el diésel y la gasolina? ¿Por el censo nos van a prohibir las exportaciones de soya, azúcar y carne? ¿Y van a clamar por la estatización de nuestras empresas privadas? ¿Por ese censo retrasado van a querer asaltar Saguapac y embargar Cotas? Es un chantaje que está a la vista y nada más: “levantas el paro y levanto las sanciones”. ¿Así tendremos que ir a negociar nuevamente? ¿Con ese sabor amargo?
Vivimos una paranoia masista que promueve algo que hace tres lustros estaba dormido o muerto y que eran los enconos regionales extremos, las diferencias raciales, religiosas, ideológicas, culturales y económicas, que ahora han puesto a Santa Cruz y al oriente boliviano en las antípodas del andinismo pachamamista. Es decir que el MAS, con su Estado Plurinacional, hace todo lo contrario: parte a Bolivia en dos. Con sus actitudes está creando, sin desear, un explosivo Estado Binacional, lejano de las autonomías y mucho más del federalismo.
Esto que está sucediendo en Santa Cruz tira para largo. Pero sabemos que el paro indefinido tiene que terminar algún día, porque nadie resiste algo semejante, ni siquiera el agresor centralista. Da pena que en un país tan pobre como el nuestro se tenga que sacrificar cientos de miles de pollitos porque no hay nada para darles de comer y que, sin que se desarrollen, no se los pueda aprovechar y nos privemos de la alimentación más económica y sana que hay en toda Bolivia. Y que la leche, alimento fundamental, se la deba echar a la calle o regalar a los que la quieran. ¿Pronto sucederá lo mismo con el cerdo y la carne vacuna?
Este es un país donde abundan los locos peligrosos. Lamentablemente, surgen en todos los gobiernos. Los loquitos están mimetizados en los gabinetes ministeriales, pero estas últimas gestiones del MAS se llevan la flor. Que se acabe la fantochada del día del censo y que se apruebe la fecha que permita llegar a las elecciones del año 2025 con un nuevo padrón electoral que garantice la legalidad y con una equitativa distribución de recursos. Que se acabe con eso de “sentarles la mano a los cambas” y que se reconozca que eso ya no es posible, que los cambas ya somos fuertes y no estamos dispuestos a nos pongan el pie encima.
Bienvenida una solución cabal, porque no es nuestro interés imponer nada que sea inconveniente para el país. Lo que planteamos es serio y justo. No tenemos el menor interés en prolongar esta anómala situación, pero tampoco obedecer como rebaño lo que disponga este Gobierno intolerante y autocrático.
¿La batalla por la colonización?
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