lunes, noviembre 4, 2024
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La importancia de la música y su relación en el desarrollo del Cerebro

Por: Equipo editor

 

Generalidades sobre el cerebro y la música

 

A pesar de los cambios tan abruptos que se viven a diario en cada aspecto del hombre, de laq sociedad y de la vida misma; es innegable, que a los niños les gusta la música: cantar, oír, bailar, seguir el ritmo y dar vueltas al son de una ronda. La sensibilización musical cebe hacerse de manera paulatina:

 

  • Empleando inicialmente fragmentos musicales cor­tos y sencillos de memorizar y seguir.
  • Educando el oído por medio de ejercicios de dife­renciación y reconocimiento de tonos y apreciación de la propiedad del canto.
  • Haciendo que el niño reconozca la diversidad de sonidos que puede emitir, como su voz, el canto; y que puede recibir, como los sonidos de la natu­raleza.

 

En la música infantil juega un papel fundamental el ritmo. De preferencia las canciones deben tener un ritmo marcado, como ocurre con las rondas, las que pueden ser entonadas, seguidas con las palmas y ser objeto de juego. Los instrumentos musicales pueden ser de gran ayuda, especialmente los de percusión, como los tambores, maracas, triángulos y xilófonos. Pero el niño de cuatro años también puede experi­mentar con la flauta.

 

Neurofisiología del Aprendizaje Musical

 

Si todos los humanos tienen la capacidad innata para procesar la música, es lógico, que estas habilidades puedan ser transferidas a diferentes formas de actividades intelectuales.

 

Mon Chaio (2009), en su trabajo acerca de la Música y sus Efectos en el Cerebro Humano, nos menciona que Nuestro cuerpo trata en forma natural de sincronizarse con los sonidos y ritmos externos. Los expertos en música de relajación sugieren que el tiempo de 60 a 90 latidos por minuto es el ideal para la relajación pues concuerda con la frecuencia cardiaca. Niños menores de 3 años que son expuestos a la música clásica posteriormente son mejores estudiantes de ciencias, de matemáticas y con coeficientes intelectuales más altos. Puesto que la música está tan orientada hacia las matemáticas, los expertos piensan que al escucharla, los niños están ejercitando, la misma parte, del cerebro que maneja las matemáticas, lógica y el razonamiento de alto nivel. Aquí podemos mencionar que el programa Kindermusik para Principiantes permite el aprendizaje de niños de 3 y medio a 5 años, asociando la música con el juego estructurado, lo cual los prepara y motiva al infante para todo tipo de aprendizaje.

 

Las áreas del cerebro involucradas en la audición, en particular las del hemisferio derecho, coordinan la percepción y memoria musical. Simplemente escuchando música provoca un aumento en el flujo sanguíneo en el lóbulo temporal derecho, que se asocia con la Audición, así como en la parte posterior del hemisferio derecho que se relaciona con la Visión (puesto que el estímulo musical genera una imagen visual). La música estimula una región en el hemisferio izquierdo llamada área de Broca y que se relaciona con el Lenguaje (no solo identifica los sonidos del lenguaje, sino todos los conocidos). Por el contrario, el Timbre y sus cambios son fundamentalmente identificados en el hemisferio derecho». De acuerdo con un estudio realizado por investigadores estadounidenses y belgas, dirigidos por Petr Janata, et al. (2002), fue posible elaborar por primera vez un mapa de las regiones del cerebro humano responsables de percibir la música. Ellas son:

 

Corteza Prefrontal Rostromedial

 

Recuerda y procesa los tonos. Responsable del aprendizaje de las estructuras musicales.

 

Lóbulo Temporal Derecho

 

Procesamiento básico del sonido. Separa la armonía musical de otros estímulos auditivos.

 

Sistema Límbico

 

Responsable de percibir las emociones. Mantiene comunicación con el lóbulo temporal y por ello la música tiene impacto en los sentimientos.

 

Asimismo, Manfred Clynes nos dice en que “La música compromete a nuestro cerebro en su totalidad. La estructura, los intervalos, la calidad y el timbre armonioso de la música y los patrones espaciales temporales de largo plazo son reconocidos por nuestro hemisferio no dominante (en la mayoría de nosotros el hemisferio derecho). Por otro lado, las signaturas de corto plazo de la música como ser el volumen que cambia rápidamente, la trayectoria exacta y rápida del tono, el tempo (pacing) y la letra son reconocidos por el hemisferio dominante (en la mayoría de nosotros el izquierdo)”.

 

Robert J. Zatorre, neurocientífico del Instituto Neurológico de Montreal, y sus colegas encontraron que las áreas del cerebro que participan en la audición, recuerdo e incluso visión particularmente las del hemisferio derecho coordinan la percepción y memoria musical. Simplemente escuchando melodías, aumenta el flujo sanguíneo cerebral en el lóbulo temporal derecho que es el que participa en la audición, así como en el área posterior del hemisferio derecho previamente asociada con la visión.

 

Norman M. Weinberg, explica en su artículo Música y el Cerebro que los infantes tan jóvenes como de 2 meses voltearán hacia sonidos consonantes o agradables, y se alejarán de los disonantes. La música abarca muchas áreas distribuidas a lo largo del cerebro, incluyendo aquellas que normalmente están involucradas en otro tipo de conocimientos. Una región en el lóbulo frontal permite la construcción de la sintaxis tanto de la música como del lenguaje. La corteza auditiva del lóbulo temporal se encarga de recibir la información enviada por medio del nervio auditivo y que es transformada por la cóclea del oído interno de sonidos complejos a sus frecuencias elementales.

 

La respuesta a la música como tal es más complicada. Ella consiste en una secuencia de tonos, y su percepción depende de reunir las relaciones entre los sonidos. Muchas áreas del cerebro están involucradas en procesar los diversos componentes de la música. Por ejemplo, el Tono incluye tanto las frecuencias como las intensidades de un sonido. Las respuestas de neuronas auditivas dependen de la localización de, cierto tono, dentro de una melodía; pudiendo ser más intensa cuando, dicho tono, es precedido por otros tonos más que cuando es el primero. Además, las células reaccionan en forma diferente al mismo tono cuando es parte de una melodía ascendente (de tonos bajos a altos). En relación al Ritmo, el lóbulo temporal izquierdo parece procesar estímulos más breves que el lóbulo temporal derecho y por lo tanto estaría más involucrado cuando la persona está tratando de discernir el ritmo al escuchar sonidos musicales más breves. Las regiones auditivas del lóbulo temporal derecho se activan cuando se enfoca en los aspectos de la Armonía. Al Timbre también se le asigna una preferencia en el lóbulo temporal derecho. La discriminación entre diferentes timbres también se da en esa zona. Ciertas neuronas se vuelven extra sensibles a sonidos que atraen la atención y que son almacenados en la memoria.

 

El aprendizaje, reajusta o resintoniza, el cerebro de tal forma que más neuronas responden mejor a sonidos conductualmente importantes. Este proceso de ajuste neuronal se extiende a lo largo de la corteza, editando el mapa de frecuencia de tal manera que una mayor área de la corteza procesa los tonos importantes. El aprendizaje por reajuste o resintonía, puede ayudar a explicar porque podemos reconocer rápidamente una melodía conocida estando en un cuarto ruidoso y también porque las personas que sufren pérdida de la memoria por enfermedades neurodegenerativas como la de Alzheimer pueden recordar aún música que habían aprendido en el pasado. Incluso cuando no está presente el sonido, todos podemos escuchar una melodía al recordarla. Piense en cualquier pieza de música que Ud. conozca y, reprodúzcala en su cabeza.

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