Por: Lic. Héctor Molina Angulo
Recordemos que…
Los hábitos de estudio son aquellas prácticas habituales que promueven el desarrollo cognitivo, así como la capacidad de aprender con menor dificultad nuevos contenidos y mejorar el rendimiento académico.
Continuando con el desarrollo de los hábitos de estudios para lograr mejores resultados, presentamos en este número la importancia de repasar regularmente y lograr una adaptación de la metodología de estudio al tipo de prueba a rendir para un mejor resultado y aprovechamiento.
Repasar Regularmente
Considerando que el repaso es el acto y la consecuencia de inspeccionar o revisar algo nuevamente, incluso observar algo por encima. Esta idea es fácilmente aplicable a la educación como herramienta de construcción de hábitos académicos adecuados.
Por lo mismo, la técnica del repaso consiste en la relectura o revisión de material leído previamente con el objetivo de asentarlo en la memoria de largo plazo. El método que utilicemos para efectuar este repaso determinará directamente la eficacia con la que, posteriormente, lograremos recuperar el material almacenado.
Cuando estudias o memorizas algo, queda guardado en la memoria a corto plazo. Aquí se almacena la información que necesitas en el momento pero que se desechará más tarde para dejar espacio a nueva información relevante. Si no usas en un tiempo la información que está en el corto plazo, tu cerebro considera que no es útil, no la necesitas, y la olvida para dejar espacio.
Es muy importante considerar que no es bueno repasar los apuntes del tema completo sino solo el resumen y/o esquema que hemos realizado del tema. Y que tus apuntes son más personales y resultan más familiares optimizará tu aprendizaje.
La curva del olvido
El filósofo y psicólogo alemán, Hermann Ebbinghaus realizó diversos estudios sobre la memoria. Uno de ellos fue el estudio sobre “La curva del olvido”, que consistía en aprender una serie de palabras e ir recordándolas a lo largo del tiempo sin volver a estudiarlas. Así, estableció una curva señalando cada cuanto tiempo es necesario volver a estudiar o repasar una determinada información aprendida.
Se dio cuenta de que en las primeras 24 horas, olvidamos más del 50% de lo aprendido y, si pasamos a las primeras 48 horas, solo recordaremos el 30 % de lo aprendido. Incluso al transcurrir una semana es muy poco probable que recordemos siquiera el 10 % de lo aprendido. Él señala dos formas de trabajo de la memoria, la revisión consiente y el repaso espaciado.
Revisión consciente
Este investigador demostró hace muchos años en una serie de experimentos que la memoria está sujeta a una serie de ciclos de recuerdo y olvido. La mayor parte de los problemas de memoria, se producen antes de que transcurra una hora entre la primera lectura y la posterior revisión. A las nueve horas se pierde más de la mitad de lo almacenado y en un par de semanas hasta el ochenta por ciento.
Con estas premisas, Herman Ebbinghaus, propuso un método de revisión consciente basado en el repaso. A diferencia de las técnicas de estudio utilizadas en la actualidad, este sistema para estimular la memoria está basado en la revisión consciente y periódica del material aprendido para reforzar las redes neuronales.
Este psicólogo considera un tiempo de estudio para cada sesión de unos 45 minutos. El primer repaso se debería hacer a los 10 minutos, el segundo al otro día, el tercero después de una semana, el cuarto al mes, y así sucesivamente, espaciando cada vez más el momento del repaso.
Repaso espaciado
Esta proposición de técnica de repaso también configura los tiempos que deben pasar entre el primero y los sucesivos repasos y lo hace a través de unas fichas. Se basa en espaciar el aprendizaje en intervalos regulares de tiempo, en lugar de acumular conocimiento en una sola e intensiva sesión de estudio. Por ejemplo, un estudiante podría empezar a estudiar los elementos químicos hoy y repasarlos de nuevo en un par de días; posteriormente, volverlos a repasar en una semana y, después, en un mes, para así asegurar la asimilación del conocimiento.
Las fichas de estudio pueden ser integradas en esta rutina de estudio ya que están diseñadas para revisar conceptos de manera rápida y sencilla. De hecho, un reciente estudio psicológico de la Universidad de California puso de manifiesto que el 90 % de los alumnos que llevan a cabo el repaso espaciado a través del uso de fichas obtiene mejores resultados que aquellos que estudian intensivamente en los días previos al examen.