En un concierto emotivo: Julio Iglesias, dedicó con mucho sentimiento una de sus canciones titulada: “La vida sigue igual”, a uno de sus mejores amigos llamado “chimo”; niño de ocho años, que por esas vicisitudes de la vida no podía movilizarse físicamente, menos asistir a la escuela. Entonces, parafraseando al afamado cantante español, en esta ocasión dedico este escrito a mi estudiante de apellido Lozano, de quinto curso de primaria, que no ha perdido la esperanza, continúa luchando en la vida, asistiendo a la escuela con dificultad porque adolece de una enfermedad en la columna vertebral.
En el espacio de convivencia colectiva como es la escuela; directores y docentes, observamos cotidianamente con mucha impotencia, sufrimientos de familias que tienen hijos con discapacidad física, impedidos los niños de hacer movimientos naturales, como correr, saltar, etc. Son familias, que se ven imposibilitadas por múltiples limitaciones económicas, que no pueden llevar a un hospital de tercer nivel, para requerir tratamiento médico especializado, ese es el caso de Lozano. Aunque actualmente, sabemos que todos tenemos alguna ´discapacidad´ física o psicológica.
Vivimos en un mundo de vicisitudes y dificultades, resignados ante la adversidad tarareamos en silencio esa hermosa canción de Julio Iglesias: “unos que nacen, otros morirán; unos que ríen, otros llorarán; aguas sin cauce, ríos sin mar; penas y glorias, guerras y paz; siempre hay porque vivir, porque luchar; siempre hay por quien sufrir a quien amar… al final la vida sigue igual…”. Pero, para nuestro estudiante Lozano: ´la vida no será igual´, porque gracias a su ángel de la guarda de sangre y hueso, recibió “silla de ruedas”, obsequio para continuar asistiendo a la escuela.
Un domingo en la mañana, cuando el sol estaba brillando intensamente, recibimos una llamada por celular del representante del curso, comunicando la entrega oficial de un obsequio al estudiante Lozano. Entonces, pretendiendo una sorpresa grata a la comunidad educativa, organizamos, en complicidad con el representante del curso, un pequeño acto de entrega. Formados en patio de honor más de 1.145 estudiantes y 63 docentes, emocionados aplaudieron el desprendimiento material de la familia del licenciado Jhonny Laura Suxo.
Son pocas las ocasiones en las que recibimos la solidaridad y compasión de las ex autoridades o gente que al conmoverse ante una situación de salud física del niño Lozano, obsequia gratuitamente una silla de ruedas, permitiendo al estudiante continuar asistiendo a la escuela con alguna comodidad y alegría, porque era la mamá abnegada que con mucho esfuerzo y sufrimiento la que cargaba en su espalda a su hijo de quinto curso de primaria. Este gesto noble, demostró que aún existen personas y familias solidarias en las escuelas. Expresamos nuestra gratitud y agradecimiento eterno a la familia Laura Suxo…
raulalberto1911@gmail.com