miércoles, septiembre 4, 2024
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El fenómeno económico cruceño: liberalismo

El título puede dar lugar a diferentes y, sobre todo, equivocadas interpretaciones, pues quien lo entienda parcialmente ha de estar exento de culpa, por lo que es mejor explicarlo a continuación.
Aquella doctrina que tiene que ver con el pensamiento basado en la libertad individual, el estado de derecho, la defensa de la propiedad privada o la igualdad ante la ley, entre otros postulados, tiene por esos mismos elementos una base conceptual mucho más amplia que solo el rasgo económico. Aunque no hay que dejar de considerar que, como se tiene visto en el mundo, muchos países no precisamente de gobiernos liberales, sino comunistas como China, en lo económico han mudado lo dogmático para reemplazarlo por lo pragmático, conservando en lo estrictamente político las recetas del socialismo o del capitalismo, según sea el caso.
Y salvando distancias con aquellas economías poderosas en las que además se ha instituido el libre mercado a nivel nacional, en Bolivia se da el caso curioso y feliz de una economía de esa tendencia, que podríamos llamarla subnacional, pues Santa Cruz, que adolece de las mismas rémoras y asimetrías en la asignación de recursos que el resto del país y que carece de estado de derecho, pilar que sustenta la doctrina liberal —y es que, como parte del Estado Plurinacional, aquel departamento debe soportar el control del Órgano Ejecutivo sobre la justicia y la ausencia de libertad de pensamiento y de prensa—, se ha constituido en una isla respecto al resto del país, al que ha sacado una ventaja que hacía medio siglo era impensable.
Entonces, no vaya a creerse que los gobiernos de los últimos cincuenta años han aplicado —como ya sabemos, desde dictaduras emergentes de cruentos golpes de Estado y dictaduras resultantes de elecciones, con políticas de derecha, de izquierda y populistas— medidas económicas de favoritismo hacia Santa Cruz. Absolutamente nada de eso. El despegue de aquel departamento se debe casi en su totalidad a la iniciativa privada en rubros como la agroindustria principalmente, pero también a otros que no son tradicionales en su economía, como la medicina, el ejercicio de la abogacía, la arquitectura, la inversión, el comercio y la pequeña empresa, entre otros, así también a muchas fábricas que, asediadas por los desmanes, paros, huelgas, cuyo escenario predominantemente son La Paz y El Alto, han migrado del interior hacia allá.
La complacencia y la permisividad de los últimos gobiernos han cohonestado lo que forma parte de la agenda de este país: paros, huelgas y vandalismo promovidos por una Central Obrera Boliviana (que ha perdido toda la esencia) que sobre todo en los últimos veinte años sacude el clima social y político de la ciudad de La Paz. Por su parte, El Alto ha truncado su perspectiva prometedora de ciudad industrial que proyectaba…
En lo fundamental, Santa Cruz no se ha beneficiado de la intervención del Estado para el gran desarrollo que hasta hoy ha alcanzado. El modelo económico del que tanto se habla, cuando se habla de esa región, en realidad es el modelo que promueve el liberalismo económico, que en palabras sencillas es el librecambio, cuya apuesta por la globalización en todos los órdenes, sin los prejuicios retrógradas del nacionalismo a ultranza, hizo que creciera en contramarcha, sin embargo, con las limitaciones que le impone el régimen de turno, cualquiera haya sido hasta la fecha.
En síntesis, no es que Santa Cruz esté exenta de la mirada del Estado en sus asuntos económicos. Tampoco hay un Estado gendarme para esa tierra. Pero ningún gobierno nacional, departamental o local puede atribuirse el despegue cruceño, y si alguno de ellos tuvo algo que ver en ese fenómeno económico, fue por omisión o por imposición de la ley. Por tanto, en Santa Cruz no existe un liberalismo social ni político porque, como parte del Estado Plurinacional unitario, está sometida a las mismas restricciones del centralismo del resto del país. Pero es indudable que, sin ser por la misma razón, un departamento al que el Estado le distinga con políticas liberales, tiene un crecimiento notable por los principios del liberalismo.

El autor es jurista y escritor.

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