Comentarios de la gente en las calles, centros de abasto, fuentes laborales, y otros, dan cuenta que “el dinero ya no está alcanzando” para atender todas las necesidades del hogar. Preguntan qué está sucediendo y buscan respuestas. Al respecto un análisis publicado en estos días por el Instituto Mises (USA), sobre lo que acontece en ese país, con el título: “Las ganancias no causan inflación (no importa lo que digan los progresistas)”, señala que “la carga económica de la inflación sigue haciendo estragos en las economías de todo el mundo. Desde EEUU hasta el Reino Unido y la eurozona, la gente se encuentra con que el dinero de sus carteras y cuentas bancarias cada vez compra menos. Como en todos los problemas, todo el mundo busca tres cosas: estrategias, soluciones y chivos expiatorios”. Uno especialmente popular del monstruo de la inflación son “las ganancias empresariales”.
Se alega que las empresas están subiendo sus precios de forma encubierta, lo que crea inflación –o al menos contribuye a la inflación– y nos hace a todos más pobres en el proceso. Estos precios más elevados aumentan sus márgenes de beneficio y se ríen de nosotros hasta el final. ¿La solución a su temeraria rapacidad? Restringir los precios que las empresas pueden cobrar o las ganancias que pueden obtener de ellos”. A tiempo de incidir que esta postura no se limita al hombre de la calle, el Instituto de Política Económica, un centro de estudios económicos sin ánimo de lucro, afirma: las ganancias han contribuido “desproporcionadamente” a la inflación. Bloomberg ha informado que las ganancias de las empresas han alcanzado las tasas más altas desde la década de 1950; la Reserva Federal de Nueva York incluso escribió un artículo sobre el tema. Como demuestran estos y otros escritos, la postura es sostenida por instituciones serias, y hasta parece tener datos empíricos que la apoyan.
Aun así, prosigue, está demostrado que las ganancias empresariales no son la causa de la inflación, con solo pensar claramente en lo que significa para una empresa subir los precios. Uno más alto significa que a los consumidores les queda menos dinero después de comprar el bien o servicio. Esto significa que tienen menos dinero para gastar en otros bienes o servicios. Sin embargo, con la inflación, los precios de todos los bienes y servicios aumentan. Si los empresarios codiciosos no pueden explicar la inflación, ¿qué puede hacerlo? Lo único que puede crear una subida general de precios en toda la economía es un aumento de la oferta de dinero. Como ya hemos dicho, para que los precios suban en todas partes hace falta más dinero. Un aumento de la oferta de dinero significa que los individuos tienen más dinero para gastar que antes, y naturalmente desean salir a gastar ese dinero extra. Las empresas sienten el aumento de la demanda y aumentan sus precios en consecuencia. A medida que más y más empresas sienten este aumento de la demanda, los precios empiezan a subir en todas partes, es decir, la inflación.
Luego destaca que “la razón del aumento de las ganancias con la inflación es sencilla: no todos los precios suben al mismo tiempo en los mismos lugares, pues siempre que se imprime dinero nuevo, va a parar primero a las manos y carteras de unos pocos elegidos. Esos primeros receptores gastan entonces el nuevo dinero, lo que pone ese nuevo dinero en manos de otros, que se dan la vuelta y lo gastan en otro lugar, y así sucesivamente. El hecho de que esos primeros receptores sean los primeros en tener ese dinero recién creado significa que tienen mayores ingresos de los que habrían tenido de otro modo y con su demanda hacen subir los precios en todas partes”. Concluye su extenso artículo, preguntando “¿Son las empresas las culpables de la inflación? En absoluto. La culpa es más bien de quienes controlan la oferta monetaria: la Reserva Federal. Toda la animadversión y el desprecio acumulados durante los dos últimos años por su mala gestión monetaria deberían dirigirse hacia ellos exclusivamente. Las raíces de los problemas monetarios de nuestro tiempo se remontan a la podrida institución de la banca central. Si queremos una solución permanente a nuestro problema de inflación, es el control estatal de la oferta monetaria el que debe ser arrancado de una vez por todas”.
Respecto a este tema se puede terminar señalando: “cosas de la economía y los economistas, o cosas de locos que no entiende toda la gente”.
Ganancias e inflación
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