martes, octubre 1, 2024
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Economía circular como alternativa a la importación de diésel

El país necesita encontrar, con urgencia, opciones ante la importación de diésel. La creciente compra de este producto y el precio subvencionado que tiene, representan una elevada y cada vez mayor pérdida de divisas.
Con información del Instituto Nacional de Estadística, el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), hizo conocer que el valor de la importación de combustibles (gasolina y diésel) casi se triplicó al primer semestre de 2022, comparado con el primer semestre del año pasado. A junio de este año se compró por un valor de 1.721,1 millones de dólares, un 153,1% más respecto a igual periodo de 2021, cuando se adquirió por 679,9 millones de dólares.
En el caso particular del diésel, las compras al primer semestre de este año llegaron a los 1.067,8 millones de dólares, 137,3% superior a los 449,9 millones de dólares en igual período del 2021.
Este ritmo de incremento en la demanda de diésel y gasolina en el país hará insostenible mantener la subvención, con el riesgo de problemas sociales, si se elevan los precios de los carburantes.
La alternativa que maneja el gobierno, como lo informó la prensa en septiembre de este año, es la Planta de Biodiésel–1, que será construida en Santa Cruz con una inversión de 40 millones de dólares y estaría en operaciones el próximo año.
El gobierno utilizará como materia prima para el biodiésel no solo la soya, sino también la jatropha, el totaí, el cusi, entre otras, de las que se extraerán aceites vegetales de segunda generación, no aptos para el consumo humano.
El proyecto integral del biodiésel demandará una inversión de 387,5 millones de dólares, con lo que el gobierno espera reducir la importación y mantener la subvención estatal al diésel.
En este escenario, en el que urge contar con opciones para la importación de diésel, resulta, por decir lo menos, incomprensible cómo nuestra burocracia frustró el anhelo paceño de convertirse en productor de biodiésel.
En esta oportunidad, no se permitió dar el apoyo que necesitaba el empresario Xavier Iturralde, que por más de un año buscaba impulsar el emprendimiento de producir biodiésel en La Paz y El Alto a partir del reciclado de llantas y aceites.
Iturralde es director ejecutivo de OXSA SRL, empresa que desarrolló la tecnología para fabricar diésel de llantas, plásticos y aceite usado, y forma parte del grupo empresarial Bolivian Industrial Technology (BIT).
Como empresarios interesados en un mayor cuidado del medio ambiente, producir biodiésel con procesos de la llamada economía circular, reciclando llantas en desuso y aceites de desecho, nos parece una alternativa muy buena. No solo se generaría combustible, sino que también se cuida el medio ambiente al limpiarla de las llantas en desuso, además de generar fuentes de trabajo.
Así lo demostró Paraguay, al aceptar el proyecto de biodiésel del empresario boliviano, donde su proyecto se aprobó en un mes –en el país no lo hicieron en más de un año– y producirá 5.000 litros diarios de combustible de alta calidad.
Además, empresarios de Chile mostraron su interés en emplazar una planta en la frontera de Potosí, y utilizar llantas de las mineras de la zona de Antofagasta. Se están haciendo números para ver los fletes de la materia prima al país, y si todo cuadra con las expectativas de los emprendedores bolivianos.
Como explicó Iturralde, su proyecto de biocombustible sobre la base de llantas en desuso, sería complementario a los que tiene el gobierno. Además, se respalda en tecnología que data de varios años, buscando aportar al desarrollo de la economía del departamento de La Paz.
El diésel obtenido de llantas en desuso costaría menos que el importado. Las plantas se habrían instalado en el departamento de La Paz y El Alto, por temas logísticos y la cercanía de los puertos, donde se fabricaría el 85% de toda la maquinaría, con sello boliviano.
La instalación de las plantas tendría además otros beneficios para la región, solo por coparticipación tributaria el emprendimiento podría generar alrededor de 70 millones de dólares. El Alto hubiera incrementado su presupuesto en 50%, por lo menos; Patacamaya duplicar sus recursos; y Guaqui triplicar sus ingresos, y se generarían cientos de empleos en las regiones.
También Impuestos se hubiera beneficiado con ingresos significativos por concepto del pago de tributos.
El proyecto no necesitaría gas, pues generaría su propia energía y podría convertir al país en un centro energético en el tema del diésel.

El autor es Economista, licenciado en la UMSA, doctorado Ph.D. en Relaciones Internacionales de la Universidad del Salvador de Argentina, Académico de Número de la ABCE y presidente del Directorio de la UREAL.

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