La reducción de agua en la represa de Incachaca, en un 50%, reportado por la Empresa Pública Social de Agua y Saneamiento (Epsas), sería un primer signo del cambio climático por el efecto invernadero debido a la emanación de gases. El Banco Mundial plantea 10 puntos para reducir los efectos, está dentro de las propuestas, la reducción de la deforestación.
El cambio climático, por efecto invernadero por la emanación de carbono, provoca inundaciones y sequías a nivel mundial, y amenaza la producción de alimentos y puede empujar al desplazamiento de poblaciones.
Pero también ese fenómeno se presenta por la deforestación de los bosques, y Bolivia está dentro de las naciones que intensifican la tala de árboles en Parques Nacionales, que afecta a las regiones y a pueblos indígenas.
En ese contexto, las lluvias están ausentes en algunas regiones del país, lo que origina sequía y afecta a la producción de alimentos, pero también a las represas de agua en el departamento de La Paz.
La senadora por Comunidad Ciudadana (CC), Cecilia Requena, exhortó a la ciudadanía a preocuparse por el anuncio de Epsas debido a la reducción al 50% de la capacidad de agua de la represa de Incachaca y asegura que este fenómeno es una señal del cambio climático que comenzó a afectar nuestra región, reporta erbol.
Dijo que siempre es necesario ahorrar agua en tiempos de necesidad porque es probable que no llueva copiosamente, como dijo el Senamhi, hasta diciembre y probablemente enero.
La Paz hace unos años atrás ya sintió los efectos de la falta de agua por la mala planificación y deficiente administración tanto en el Ministerio de Medio Ambiente y Agua, así como en Epsas, lo que provocó racionamiento a toda la ciudad de La Paz.
Los primeros signos del cambio climático son las temperaturas más altas, sequedad en los suelos, en los bosques y la pérdida de cuerpos de agua como el caso del Lago Poopó que ha vuelto a desaparecer, recordó Requena.
Afirma que la gente no termina de entender que la única manera de defendernos de este fenómeno global, es justamente cuidando el bosque en pie de donde viene no solo la humedad sino las lluvias.
No habría Lago Titicaca, Illimani y otros nevados si no es que vienen las lluvias desde los bosques y si se destruye, como lo se lo está destruyendo en nombre del desarrollo, estamos destruyendo la fuente del agua, advirtió.
Ante la próxima conferencia de la COP-27 sobre cambio climático, sugiere que sería bueno entender que estos primeros signos son los primeros campanazos de alerta porque toda la ciencia del cambio climático dice que los eventos extremos irán siendo cada vez más frecuentes.
Datos
Para el Banco mundial se debería destinar 1,4% del Producto Interno Bruto para bajar los niveles de emisión de carbono, y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 70% para 2050
El informe sobre el clima y el desarrollo de los países del Grupo del Banco Mundial brindan recomendaciones para combatir el cambio climático.
La primera señala que los países de ingreso alto deben acelerar la acción climática y, al mismo tiempo, aumentar el apoyo a los países de ingreso bajo y mediano; en segundo lugar indica que el sector privado es crucial en materia de inversión e innovación. Todos los países necesitan financiamiento asequible. Y los países de ingreso bajo necesitan también donaciones.
En general, la transición creará más empleos, aunque no en todos los sectores. El desarrollo de la energía renovable, la electrificación del uso de la energía y la mejora de la eficiencia producirán ahorros económicos, sostienen.
También señala que revertir la deforestación generaría beneficios económicos, como empleos, y protegería ecosistemas vitales, reduciendo al mismo tiempo las emisiones. La creación de instituciones sólidas puede impulsar la acción climática y apoyar un mejor desarrollo.
Contexto
La reunión de este año tiene lugar en un momento crítico para la acción climática: solo desde la última COP, la COP26 celebrada en Glasgow, múltiples crisis superpuestas han amenazado con desbaratar la transición resiliente y con bajas emisiones de carbono.
La guerra en Ucrania, la inflación galopante, las presiones presupuestarias y la escasez de energía han causado inseguridad alimentaria y de combustible. Al mismo tiempo, los impactos climáticos están empeorando: las inundaciones extremas en Pakistán se cobraron cientos de vidas y desplazaron a millones de personas; las sequías en China y el Cuerno de África afectaron a millones de personas, y en Europa se registraron olas de calor abrasadoras y la peor sequía en 500 años.
Lo que está en juego no podría ser mayor: no actuar con la rapidez suficiente para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) podría significar costos considerablemente más elevados en el futuro: hasta 178 billones de dólares en los próximos 50 años o el doble del actual producto interno bruto (PIB) mundial actual.
Y lo que es más importante, retrasar la adopción de medidas podría significar un daño potencialmente irrevocable a las vidas y los medios de subsistencia en todo el mundo, alerta.
Hoy en día, la contaminación atmosférica es la principal causa ambiental de enfermedades y muertes prematuras en todo el mundo, dado que provoca la muerte de 7 millones de personas cada año. Los perjuicios que esto provoca en la salud ascienden a 8,1 billones de dolares al año, lo que equivale al 6,1 % del PIB mundial.
Si bien la crisis climática afecta a todos los países, los países y las personas más pobres son más vulnerables a los impactos climáticos. El cambio climático y los desastres naturales pueden empujar a nada menos que 132 millones de personas a la pobreza para 2030, señala la entidad internacional.
Solo en lo que respecta al riesgo de inundaciones, por ejemplo, hasta 1.810 millones de personas o el 23 % de la población mundial están directamente expuestas a un riesgo significativo de inundación; el 89 % vive en países de ingreso bajo y mediano, y más de 780 millones viven con menos de 5,50 al día. Algunas regiones del país se encuentran en este contexto.
Bolivia
El Gobierno informó que se tomó recaudos en los planes de riego para el altiplano paceño, como medida de contingencia ante la falta de lluvias que actualmente afecta a la producción agropecuaria de la región.
«Se han tomado varios recaudos, los programas Mi Pozo, Mi Riego que están intensificando la construcción de sistemas de riego, de acuerdo a las capacidades de cada región, para fortalecer la ausencia de recursos hídricos para la siembra», explicó Víctor Hugo Vásquez, director de la Institución Pública Desconcentrada Soberanía Alimentaria (Ipdsa) del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras, en declaraciones a Unitel.
Explicó que al realizar un recorrido por sectores productores del país, verificó que efectivamente existe una escasez de agua por la falta de lluvias.