Después de sufrimientos psicológicos y temor al contagio con Covid-19, durante dos años; teníamos miedo a cualquier estornudo de una persona en la calle, plaza, escuela, motorizado y otros sitios de interrelación social. Ahora estos desequilibrios emocionales, pasaron desapercibidos para los estudiantes, padres de familia y profesores en las demostraciones del último trimestre (noviembre). Porque, prácticamente dejaron de usar el barbijo y alcohol en gel, por una infinidad de preocupaciones que surgían a raíz de la organización, preparación y ensayos de las demostraciones de música y educación física.
El cuidado y cumplimiento de protocolos de bioseguridad en la escuela, han sido involuntariamente omitidos en los ensayos de música y educación física. Porque las horas de clases de estas áreas, no fueron suficientes para el perfeccionamiento de los números demostrativos que ofrecieron los estudiantes a la comunidad educativa en las presentaciones finales. En los ensayos, tenían la necesidad de sacarse el barbijo para respirar, entonar y cantar himnos, coros, canciones, etc. Ese tapabocas que llevaron de lunes a viernes hasta el mes de octubre, pasó desapercibido en noviembre.
Estudiantes y docentes en el tercer trimestre 2022, volvieron casi a la normalidad escolar: unidades educativas íntegras, presentaron demostraciones de música y educación física, como muestra y parte de los procesos de aprendizaje y actividades finales del año. Por ejemplo, en el área de música los estudiantes interpretaron himnos, coros, canciones, instrumentos y bailaron danzas folclóricas de la región: waca waca, tarqueada, caporales, entre otros. Entendiendo que la danza y la música, como afirmara Beethoven: “es una revelación más alta de la ciencia o la filosofía…”.
Lo más resaltante en el área de música, fue que los estudiantes de primaria: cuartos, quintos y sextos cursos, tocaron instrumentos de viento como la zampoña, tarka, timbal, bombo y tambor; guiados por indicaciones magistrales de los maestros de música. Entonces, consideramos que este tipo de actividades demostrativas es muy importante en la escuela, para descubrir nuevos talentos y futuros músicos instrumentalistas del folklore boliviano. En la demostración, los más pequeños, entonaron himnos departamentales, coros y canciones locales de la ciudad de El Alto, causando entusiasmo positivo a la familia, que no escatimaban fuerzas en levantar los brazos para incansablemente aplaudir a los participantes.
Asimismo, comprendiendo que educación física, según Cajigal (1968): “Es el proceso o sistema de ayudar en el correcto desarrollo de sus potencialidades personales y de relación social, con especial atención a sus capacidades físicas de movimiento y expresión… de bellas formaciones, pirámides, gimnasia y saltos que implican cierto tipo de riesgos…”; fueron logros competenciales en el desarrollo físico corporal de los estudiantes. Eso es lo que demostraron a sus padres que, concentrados en la cancha de la escuela, observaron y admiraron que sus hijos estaban en proceso de crecimiento físico correcto, fortalecidos con movimientos y expresiones corporales básicas de gimnasia rítmica y saltos.
Demostraciones que requirieron horas y días de ensayo intensos, clave para lograr la admiración y disfrute visual del público asistente, que durante dos jornadas de trabajo técnico académico de los estudiantes y docentes de área de música y educación física; buscaron sistemáticamente organizados por cursos y paralelos; presentar y reflejar a la familia, la magia envolvente de la música, danza y desarrollo físico progresivo de sus hijos e hijas, alcanzados junto al avance de contenidos curriculares del proceso de enseñanza y aprendizaje trimestralizado. Felicidades, chicas, chicos y jóvenes estudiantes: ¡brillaron con luces propias en las demostraciones de música y educación física!
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