miércoles, julio 31, 2024
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No es odio, ¡es política!

Parte I

Es admirable y envidiable el fervor de quienes, en Santa Cruz, asistieron masivamente a los últimos cabildos convocados por dirigentes cívicos y decidieron el paro indefinido, exigiendo la realización del censo en el año 2023. Lamentablemente en La Paz y otros departamentos, la acción política violenta, la cooptación de instituciones y los cálculos políticos, debilitaron, en extremo, la actividad ciudadana.
Fuimos sorprendidos por esa decisión, porque no dejó espacio, en caso de fracaso, a otras alternativas más extremas, pero igual, no violentas. Afortunadamente, el arreglo fue pacífico y, de momento, las aguas fluyen casi en paz, sin el olor a “pólvora de balas” que alguien parecía esperar, haciéndose eco de eso de “ahora sí guerra civil”, aunque de modo más sutil.
En Bolivia, la política se está practicando del peor modo, priorizando intereses particulares y violentando la relación gobierno-ciudadano y gobierno-sociedad. En esta circunstancia se produjo el prolongado paro. Para dinamizar la respuesta ciudadana, en el último de los cabildos introdujeron otro elemento al discurso, el de un supuesto odio a Santa Cruz, difundido, a veces, al calor de la discusión, pero otras de modo meditado e intencionado, buscando generar, en el imaginario colectivo regional, el convencimiento de que todos odian a Santa Cruz y, por lo tanto, habría que repensar “su relación con Bolivia”. Olvidando que Santa Cruz no es un territorio anexado al país, y que ya formaba parte de la república, en su independencia.
Surge la cuestión: “qué hacemos los cruceños en un país que no nos quiere”, para tocar la fibra emocional de la población, la más fácil de enfervorizar, buscando reemplazar, la legítima demanda que movilizó a una impresionante cantidad de gente, por una afirmación dudosa; neuromarketing aplicado a la política, dirían los entendidos.
No se menciona que la Policía, a la que se acusa de parcialidad y violencia, cumple órdenes del Ministro de Gobierno, que es ciudadano cruceño; que el de Obras Públicas, que habría estado desbloqueando, es también cruceño; al igual que la Ministra de la Presidencia, que calificó de “niños malcriados”, a los dirigentes del Comité Interinstitucional. Luego Santa Cruz está representada en el gobierno que está a la cabeza del Estado al que quiere cuestionar. Salvo que se quiera desconocer la cruceñidad de esas autoridades, como hizo un ciudadano que negó la opción de ser camba a otro, por su “cara de llama”. No aclaró cuál es el modelo de cara, aceptado. Esto no fue tan publicitado, como el agravio del individuo que protestó, contra los bolivianos hijos de croatas, intentando negarles sus derechos ciudadanos.
Se debe evitar sentimientos que nos dividan y circunscribir el conflicto a su escenario principal, en este caso, en el de la lucha política y no aprovechar la coyuntura para generar falsas impresiones, que son criticadas cuando las ejerce otro actor. (Continúa).

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